Dietario de caminatas y zen

Después de leer A Philosophy of Walking, de Frédéric Gros, queda una cosa clara: al sujeto cartesiano es posible añadirle una cláusula de movimiento: camino, luego pienso.  El francés, profesor en Paris XII y en el Instituto de Estudios Políticos, escribió un tratado sobre la relación entre la filosofía y el caminar que se convirtió en best-seller en Francia y parecería que su traducción al inglés, publicada por Verso este año, va por la misma ruta.
Gros encuentra una ética en el caminar, entendiendo cada paso como la posibilidad de elaborar un mantra que conduce hacia el dominio del cuerpo, la serenidad y control de la mente. Para sostener sus ideas, Gros acude a las de filósofos-caminantes excepcionales: Nietzsche, Thoreau (Walking, publicado en 1851 es uno de sus ensayos seminales), Rousseau. También repasa el caminar de Rimbaud y Baudelaire. Habla de los pasos del flâneur descrito por Walter Benjamin y los pasos de los peregrinos que van por la ruta de Santiago de Compostela o por la del monte Kailash.    
Aunque Gros no menciona en ningún momento a Bachelard o Lefebvre, es evidente que lo cotidiano y el situacionismo están presentes en su obra y se recuperan en un estilo que desafía la lógica de la productividad y el imperativo de la eficacia que saturan la contemporaneidad. Podría decirse que la intención de Gros es casi subversiva, al proponer reencuentros con el silencio en un ambiente denso, cargado de prisa. En las caminatas es posible recuperar la gravedad del cuerpo, el ritmo, la resistencia, la humildad ante la propia pequeñez, reconectarse con lo simple y la profundidad de lo cotidiano.
A medida que avanzan las páginas, todas esas ideas parecen convertirse en un compendio ligero de consejos para mejorar el estilo de vida con un recetario de caminatas. Pero a la propuesta de Gros le falta aliento. Es desigual, tiene pasajes de ritmo exquisito, pero también subidas tortuosas y elucubraciones un tanto forzadas. Encuentra en el caminar de los filósofos síntomas relacionados con su pensamiento; funciona con algunos (Nietzsche, Thoreau), pone en un lugar a otros (a los cínicos), pero a veces es funcional y, como quien corta los cables de la filosofía y la literatura para que se ajusten a sus propósitos, es simplón y naive (Kerouac, Nerval, Proust). 
Pese a eso, leerlo endulza. Tiene gracia aproximarse al pensamiento desde la lógica del desplazamiento. Los subtemas (libertades, soledad, lentitud, silencio, eternidad…) hacen que la lectura sea ligera, aunque en ciertos capítulos Gros zanje la falta de referencias literarias o filosóficas con breves reflexiones sin mayor soporte. El libro avanza a desnivel y el encuentro con breves revelaciones encantadoras y frases atractivas es constante:

“You always know why you are walking: to advance, to leave, to reach, to leave again”.

“Just as there are several solitudes, so there are several silences”.

“Where there is really nothing left to do or believe, except to remember, walking helps retrieve the absolute simplicity of presence, beyond all hope, before any expectation”.

“Think while walking, walk while thinking, and let writing be but the light pause, as the body on a walk rests in contemplation of wide open spaces”.

“Walking is a matter not just of truth, bit also of reality. To walk is to experience the real”.

Pero eso no basta. No bastan las frases que pueden digerirse en tuits. A Gros le falta condumio. Además, deja suelta una duda: ¿no hay caminantes mujeres? La pregunta recuerda a la que Linda Nochlin hizo a la historia del arte en 1971. Y aparentemente no las hay. Gros no tiene referentes femeninos y sí llama la atención esa ausencia. 
Tal vez Gros, quien editó las últimas conferencias de Foucault en el Collège de France, revele que cuando un filósofo se convierte en best-seller, es mejor no esperar demasiada complejidad. Aunque, pensando en el afán de detener el vértigo contemporáneo, Gros recuerda que parte de la vida consiste en hallar recetas zen de supervivencia y él ensambla un conjunto de ellas bastante atractivo.

Compartir