¿Qué leen los jóvenes?

Matavilela se acercó a adolescentes para conocer un poco más sobre la permanente curiosidad que despierta el tema de la lectura.
En un lugar de Guayaquil de cuyo nombre no quiero acordarme existe una comunidad de ligas menores, un público joven que recorre librerías y olfatea entre las bibliotecas a su alcance. Este sector que se desconecta de la demanda e interacción de las redes sociales y sus móviles, tiene una variedad de gustos y demandas lectoras.
Dar con ellos es fácil: los encontramos en colegios de Guayaquil y sus edades fluctúan entre los 15 y 17 años. Según el informe del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) publicado en el 2012 sobre los hábitos de lectura, el grupo de personas de 16 a 24 años es el que más lee dentro del territorio del país y representa el 83% de la población.
Otro dato que permite configurar a un público lector es conocer las razones por las que lee: el 33% lo hace por atender las obligaciones académicas, mientras que el 32% lo hace por conocer algún tema en particular. Y el informe concluye que ningún grupo etario lee por placer o superación personal.
Seleccionar a un público corresponde a captar solo el microcosmo y no la totalidad, por lo tanto, en este artículo se dejarán fuera algunos datos que podrían ampliar el panorama de la literatura juvenil. Sin embargo, respondo al propósito de  refrescar el panorama habitual tomando en cuenta a  un público poco conocido.
Se escogió a un grupo de estudiantes familiarizados con los libros y que son una evidencia válida para acercarnos a un sector que demanda varios aspectos del consumo de libros.
Para Mariuxi Meneses, del Liceo Panamericano, su elección actual va entre la ficción y la biografía: “estoy interesada más por personajes que han marcado un punto en la historia y por estar informada de qué era lo que pensaban esas personas, y principalmente cuáles eran sus ideales para actuar de la manera en la que actuaron”. Entre los libros que ha leído están Don Quijote de la Mancha, la saga completa de Harry Potter, Crepúsculo, La metamorfosis, La loca de la casa. Actualmente combina una biografía de Adolf Hitler y una lectura en inglés, An Abundance of Katherines.
En una línea similar pero más filosófica, asoman unos intereses que mezclan ficciones y clásicos literarios; esta es la elección de Andrés Álvarez, del Colegio Alemán Humboldt. A sus 17 años él ya ha leído títulos como El libro de arena,  “mis primeros cuentos de Borges”, y El retrato de Dorian Gray, del que destaca “la belleza del lenguaje de Oscar Wilde y sus atractivos pensamientos hedonistas”. 
Ernesto Sábato, Chesterton y Kant también figuran en el universo de lecturas que prefiere Andrés, quien organiza su tiempo para pasar entre sus amigos y sus estudios, sin interferir en su lecturas. “Tengo pensado comenzar un plan de lectura para organizarme mejor, leer más seguido y con más tiempo, pero tengo que esperar a salir de exámenes”.
Dr. Jekyll  y Mr. Hyde, Veinte y Siete de Rafael Lugo, Rayuela de Cortázar, El Principito y Aura de Carlos Fuentes son algunas piezas de los recorridos literarios que Nicole Schneewind, alumna del Colegio Alemán, va sumando a su perfil como lectora: “Me gustan las historias de suspenso-misterio o historias que me hagan reflexionar”, comenta esta estudiante, quien dedica una hora y media diaria a sus lecturas.
ROMANCE, VAMPIROS Y ¿ ROCK & ROLL?
Coldwater, Maine
Día presente
Entré en Biología y me quedé con la boca abierta. Misteriosamente adherida a la pizarra estaba una muñeca Barbie, con Ken a su lado. Habían sido obligados a unir los brazos y estaban desnudos excepto por hojas artificiales situadas en algunas zonas estratégicas. Garabateado sobre sus cabezas en gruesas letras rosas de tiza estaba la invitación: BIENVENIDOS A LA REPRODUCCIÓN HUMANA (SEXO)
Este es un fragmento del primer capítulo de Hush, Hush, de la autora norteamericana, Becca Fitzpatrick. En sus páginas se encontrará a Nora Grey, una joven de Maine, quien se enamora de Patch, un ángel caído que quiere convertirse en humano.
La fantasía predomina en la elección de los jóvenes. No es inusual encontrar una avalancha de títulos que exploran las figuras de vampiros, héroes que viajan en el tiempo y de personajes cuyo fin es alcanzar el amor ideal.
Para Daniel Sigüenza estas historias se convierten en el motivo predominante de sus lecturas: “Me gusta las de fantasía porque siempre tienen cosas extraordinarios que no existen en el mundo real”. En su lista de lecturas es fácil encontrar Los juegos del hambre, Hija de humo y hueso, Crescendo.
El amor sigue ganando partida en los motivos literarios, la búsqueda de la perfección y la lucha por encontrar al otro, el ser ideal,  ha conquistado a una gran cantidad de estudiantes que suspiran con las historias de 50 Shades of Grey o la saga Beautiful Disaster de Jamie McGuire.
La casa de la noche, una serie de novelas de las autoras P.C. y Kristin Cast se centran en una adolescente de 16 años llamada Zoey, quien entrena en un espacio para convertirse en vampira. En esa colección figuran títulos como: Marcada, Traicionada, Elegida, Salvaje, Cazada.
Gabriela Alcívar, de 16 años, lee dos libros a la semana; para ella conseguir sus lecturas es muy sencillo: “Tengo una cuenta en Google Readers que me manda notificaciones con libros nuevos o que podrían interesarme. Mi hermana mayor lee, así que ella me recomienda algunos también “.
Por lo tanto, es alentador comprobar que, pese a las afirmaciones del INEC, hay adolescentes y jóvenes que están leyendo como práctica de entretenimiento. Tal vez ellos todavía no se den cuenta de que de esa manera obtienen mucho más que distracción, están apuntalando su imaginación, su manejo del idioma y sus cualidades expresivas.
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Opinión

María del Carmen Peré (Profesora de Literatura en el Colegio Alemán Humboldt):


Por un lado entiendo la posición de que con ciertas obras al menos se incentiva la lectura, pero siempre me queda la preocupación de que el joven se quede en lo fácil y no sea luego capaz de reconocer o disfrutar lecturas más ricas y complejas. Si se trata de leer obras de poca calidad que les dan todo masticado, prefiero que no lean nada. Por suerte tenemos la alternativa de textos que presentan mundos fantásticos muy atractivos para ellos (para mí también) que al mismo tiempo manejan interesantes recursos literarios y plantean temas en los que los jóvenes pueden profundizar y explorar otras maneras de entender el mundo. Por ejemplo, a insistencia de mis alumnos leí Harry Potter y quedé agradablemente sorprendida. Tuvimos luego una discusión muy linda. Estoy segura de que si los iniciamos con ese tipo de textos que son más próximos a ellos, se les abrirá el interés por los clásicos y se darán cuenta de que esas historias también tienen que ver con lo que ellos son. (¡Crepúsculo no!)

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