POR: TATIANA LANDÍN.
El pasado jueves 21 se realizó el conversatorio “Usos del idioma español en el Ecuador”, organizado por la librería Tinta Café y Estación Libro Abierto en el auditorio de la galería NoMínimo.
“¿Por qué se trabaja por el idioma en esta especie de quijotería a contravía?”, con esta pregunta inició Cecilia Ansaldo la charla junto a Susana Cordero, directora de la Academia Ecuatoriana de la Lengua. Con público lleno se dio inicio a esta actividad que se dispuso a explorar los diversos temas en los que la lengua se hace presente.
“La lengua es viva, es un elemento central de nuestra existencia, sin ella no seriamos seres plenamente humanos”, mencionó Cordero. También señaló el estado del aprendizaje en los jóvenes: “Salen sin ningún deseo de leer, de proseguir con sus estudios, casi sin capacidad de concentración… con algo que impide para siempre el interés por la lengua: creen que hablan y que ya no hay más por aprender”.
A partir de esta idea el público se mostró interrogante y activo; hubo varias preguntas. Una señal de que la corrección idiomática es una preocupación en varios sectores sociales.
Territorio de la nacionalidad
El uso del español en Ecuador, reconocido por sus riquezas de términos y coloquialismos, fue uno de los tantos temas que también se abordaron en este espacio.
Las expresiones “dame haciendo, dame trayendo” no pertenecen al español estándar, pero tienen una gran riqueza idiosincrásica. Si es “vasito es mejor”: imperativo atenuado. Este uso castizo de la lengua abusa de los gerundios y es un rastro de la evasión del mandato directo del mestizo en la colonia. Una sintaxis que disimula la necesidad de mandar que todos tenemos. Una forma coloquial y característica del habla, al no ser generalizada en el idioma español, no puede estar en la gramática. Es correcta en tanto es comunicativa, pero no es aconsejable su uso porque no pertenece a la esencia del español incomprensible para los hablantes.
A saber: “Nos presentamos con lo que decimos.”