La casa de un valiente

Jorge Velasco Mackenzie presenta su más reciente trabajo narrativo, LaCasa del fabulante (Mar Abierto, 2014), en el que recrea un microcosmos constituido por personajes sin voluntad, identidad o esperanza. La novela propone, además, una lectura sobre la identidad del ser frente a sí mismo, el arrebato de la esencia del ser construida alrededor de convenciones sociales como las del nombre, y una conciencia de las personalidades.
LaCasa del fabulante es una propuesta novedosa en relación a sus obras anteriores; ésta nace desde una experiencia personal que el autor recrea con ánimos inciertos. En ella, Velasco se aleja de la ciudad como centro narrativo; si bien la acción está ubicada en la mítica «Ciudad de los Manglares», los conflictos suceden dentro de un espacio hermético en el que la vida sucede sin tiempo, regida por divinidades sin nombre ni rostros. Una casa, «La Casa», en la que no hay espejos y en la que sus habitantes tienen una caracterización doble: son seres humanos, débiles, egoístas, pero a la vez pueden ser monstruosos, fuertes y compasivos. Lo seguro es que todos comparten un problema en común: «son adictos al agua, a la leche, al pan, al aire».
«La Casa» es un lugar perdido y atormentado, una clínica de rehabilitación para adictos a todo tipo de sustancias, incluso para adictos al fracaso. Pero «La Casa» es también un personaje, un ser que se alimenta de la locura de sus habitantes, un ente que succiona la esperanza de los internos, seres humanos sin voluntad ni sueños. La novela está construida por capítulos nombrados en relación al espacio: La entrada, El salón, la Sala de estar (locos), terminando en La recaída. Con la cualidad adictiva de sus personajes, éste es un lugar al que hay que recorrer y conocer, un lugar con problemas propios de adicción que termina recayendo, «¡Todo lo de La Casa se queda en La Casa!», como sentenciado el futuro del espacio físico y sus habitantes.
Los personajes de LaCasa del fabulante están construidos desde una doble personalidad que constituyen una conciencia de personalidades. «¿Cómo sería valiente este Valiente cuando fue tan cobarde?», se pregunta un personaje en la novela. Mateo es Valiente, pero Valiente no es Mateo. La conciencia de personalidades se construye a partir de la creación de una segunda persona dentro de un mismo ser. Mateo, el personaje narrador, se convierte en Valiente porque en «La Casa» nadie usa su nombre real, sino que se llaman entre sí con seudónimos. En el caso particular de Mateo, sin embargo, este segundo nombre representa una segunda persona: «Siendo Mateo, un día me acerqué al enano». Las referencias continúan: “Nunca debiste ser La Vida, sino la muerte”, se dice sobre Olga. Esta segunda personalidad recrea la cualidad o característica más representativa del personaje o aquella que habría querido tener. El personaje narrador, Mateo, es valiente, una cualidad que está muy lejana de ser la suya, sino más bien un anhelo de ser. Y así se cuentan los personajes: Castidad, Valor, Seda.
La narración se acompaña con historias que nacen de los testimonios de sus personajes. Otro caso: Gaspar (Flaquedad) heredó unas tierras en Daule en las que descubrió uranio empobrecido en una loma. La historia es triste, Flaquedad lo perdió todo. En el pueblo le aconsejaron que tomara alcohol para contrarrestar la radiación del mineral, lo cierto es que Flaquedad abandonó las tierras porque al haber encontrado mineral y no poder explotarlo, el Estado iba a reclamar las tierras y la riqueza escondida bajo ellas. De la noche a la mañana se convirtió en un alcohólico y estaba en la calle.
LaCasa del fabulante es un lugar fantástico, lleno de tristezas y locuras. Con personajes destinados al fracaso y, por ende, a la muerte. Todos padeciendo un mal incurable y mortal: el olvido.

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