Las moscas y otros cuentos, de Jorge Luis Cáceres. El Conejo, 2017. 90 páginas.
POR BISMARK LEÓN
Los seis cuentos de este libro establecen una constante entre el terror y el misterio. Están regidos por situaciones donde el tormento de la psiquis o de entes sobrenaturales envuelve a los diferentes personajes, quienes se van reduciendo a medida que las historias avanzan.
En el cuento que da nombre al libro, el protagonista es perseguido por moscas que devoran a las personas que lo rodean; él trata en vano de mantenerse alejado, desconociendo, hasta el final, que será devorado por ellas desde adentro. Situaciones más sobrenaturales se pueden observar en “La sed”, donde un personaje alcohólico, tratando de permanecer sobrio, escribe una novela y para terminarla recorre los lugares donde supuestamente han sucedido eventos horrorosos. Pero en un lugar de Carchi es atacado por un licántropo, transformándose en uno y obteniendo una ansiedad que solo puede ser lidiada con alcohol. Otro cuento donde prima lo sobrenatural es “La caja”, donde unos forenses son torturados por unos demonios al abrir un paquete que acompaña al cadáver que están diseccionando.
En otros textos predomina la intertextualidad, la cita literaria y la vida diaria de un escritor. Otra vez tenemos “La sed”, donde un fragmento de la novela que se escribe predice el final de su autor como licántropo y que causará destrozos donde éste se hospeda. En “Sonrisas”, un padre desesperado busca a su hijo, un aspirante a escritor de misterio, con la ayuda de un criminólogo. Este último resulta tener el mismo entusiasmo por los libros que el desaparecido. Por la lectura de un fragmento de un libro, el padre se percata de las intenciones y delitos pasados del criminólogo. Un cuento que carece de terror pero sí tiene mucho misterio es “Armario”, que se rige por el mito creado alrededor de un escritor huraño, quien supuestamente escribe desde un closet.
Los cuentos de Cáceres buscan un final sorpresivo, casi siempre con algo trágico o sobrenatural. Tal vez las referencias literarias sean lo más atractivo de ellos. Es decir, el cómo se construyen las historias es más relevante que el producto final, pues el factor sobrenatural suele parecer forzado. En “La caja”, por ejemplo, la manía del forense por la perfección y los mitos a su alrededor, más la inexperiencia de sus ayudantes, de repente se vuelven absurdos cuando aparece en escena una caja demoníaca y el cadáver comienza a gritar. Volviendo a lo literario, el relato mejor logrado, y sin abusar de lo sobrenatural, es “Armario”, porque explora la vida de un escritor, sus influencias, y cómo los personajes de sus obras se van desarrollando. Se incrementa así la curiosidad de los lectores sobre la verdad del armario donde supuestamente escribe, hasta que al final se menciona quién realmente se encuentra ahí. Esto, sin forzar la historia, sin incluir un ser o un hecho sobrenatural para cerrarlo. No hay que desmerecer, sin embargo, los otros cuentos donde prima lo sobrenatural; el efecto de estremecimiento previo al desenlace suele ser gradual y se construye a los personajes de forma que parece que ellos mismos son los causantes de su desgracia.