En Blanco II. Wassily Kandinsky (1923) |
POR: MILICA PANDŽIĆ
Soy de las personas que considera que el arte nunca debería mezclarse con el poder. La incompatibilidad es innegable: el arte es sublime incluso en lo grotesco mientras el poder es grotesco incluso en sus mejores y más legítimas facetas. El arte es noble mientras el poder manipula y corrompe. El poder siempre tiene razones más allá de las que tiene un artista; más allá, pero nunca superiores. Sus razones degeneran, manchan y destruyen la esencia artística.
A lo largo de la historia, sin embargo, el arte y el poder han tenido una relación tormentosa, de esas que deberían terminar con una orden de restricción. La violencia del poder ha sido evidente y el arte ha dejado sus heridas a nuestra contemplación.
A principios de los años 30, en un esfuerzo por borrar todo vestigio de la burguesía y los que consideraba sus más decadentes vicios, el Partido Comunista de la Unión Soviética establece parámetros para la creación artística dentro de la jurisdicción del país, con lo que nace oficialmente un nuevo movimiento artístico: el realismo socialista 1.
Stalin consideraba, correctamente, que el arte tenía un gran potencial propagandístico, por lo que a los artistas soviéticos les fue impuesto el deber de convertirse en verdaderos “ingenieros del alma” al servicio de la revolución 2. Por otra parte, el escritor alemán Karl Radek dio uno de los discursos más convincentes a favor del realismo socialista en el Primer Congreso de Escritores Soviéticos en 1934. Radek defendía la idea que los artistas abandonaran cualquier deseo de libertad absoluta y subordinen toda consideración individual al objetivo común de la lucha del proletariado.
Palacio de Cultura y Ciencias en Varsovia, Polonia. |
El realismo socialista representa la yuxtaposición, en una sola imagen, de dos ideas opuestas: representar la realidad como es 3 y representar un ideal utópico. Los artistas debían reflejar el presente, pero siempre como el punto de partida hacia un futuro glorioso (el comunismo), mientras escribían (y reescribían) la historia con sus testimonios forzados. Andrei Sinyavsky, escritor ruso disidente, veía en la contradicción realidad-idealismo, el fracaso del realismo socialista 4.
Universidad de Moscú, Rusia. |
El realismo socialista se convirtió en doctrina oficial, y de esa forma, la Unión Soviética no sólo rechazó movimientos como el surrealismo, el cubismo o el impresionismo, sino que rechazó su propio avant-garde de genios como Kandinsky y Malevich, en pos de algo mucho más avanzado: “el verdadero futuro”, como lo era la conciencia del trabajador, su lucha y su posterior “victoria” en la revolución 5. El desprecio hacia este último movimiento se podría resumir en la condena de Maxim Gorky, escritor soviético y uno de los fundadores del realismo socialista, quien llamó a los años 1907-1917 del avant-garde “la década más vergonzosa en la historia de la intelectualidad rusa”6.
Modelo a escala de Nowa Huta, Polonia. |
El realismo socialista invadió y conquistó la pintura, la música, el teatro, la literatura, la arquitectura, la escultura y el cine soviéticos; amplificando el insistente mensaje de la revolución y elevando los sentimientos de las masas hacia el socialismo. El realismo socialista fue un movimiento exitoso: No solo casi 7 todos los países socialistas lo adoptaron como doctrina artística oficial, sino que algunas de sus obras trascendieron internacionalmente.
Lenin con Aldeanos. Evdokiya Usikova (1959) |
El caso más evidente es la novela El plácido don, de Mikhail Sholokhov (1940). Este libro no sólo es uno de los clásicos de la literatura soviética sino que se ha convertido en un clásico de la literatura universal. Con la historia de Gregor Melekhov 8, Sholokhov ganó el Premio Stalin en 1941 y el Premio Nobel de Literatura en 1965. Por tanto, no sorprende que la novela fuera adaptada varias veces al cine y al teatro. La adaptación a ópera de la novela, realizada por Ivan Dzerzhinsky, fue una de las óperas más importantes dentro del realismo socialista y una de las favoritas de Stalin.
Rosas para Stalin. Boris Eremeevich Vladimirski (1949) |
La arquitectura real-socialista habla por sí sola. Así como las iglesias góticas tenían de misión empequeñecer la imagen del ser humano frente a la imagen de Dios, la arquitectura del realismo socialista tenía la misión de hacer sentir a los soviéticos minúsculos frente a la grandeza del socialismo. Entre la uniformidad de concreto se encuentran mensajes de persistencia, perfección y poder. Dos edificios emblemáticos son el Palacio de Cultura y Ciencias en Varsovia y la Universidad de Moscú. Sin embargo, la ambición socialista no quedó en la construcción de edificios aislados sino que llegó hasta la ejecución de megaproyectos. Nowa Huta, por ejemplo, es un suburbio en Cracovia que fue cuidadosamente planificado por el régimen socialista para ser la ciudad perfecta e impulsar mediante sus bloques, la creación de “ese hombre nuevo”, tan anhelado por el socialismo 9.
Celebración en el Kolkhoz. Sergei Vasilyevich Gerasimov (1937) |
En el ámbito pictórico, podemos encontrar a Lenin con Aldeanos (Evdokiya Usikova, 1959), genuinamente interesado en lo que dicen los campesinos o a Stalin recibiendo rosas de parte de los estudiantes (Boris Eremeevich Vladimirski, 1949); imagen que resalta el modelo a seguir que representaba Stalin para las juventudes soviéticas. Celebración en el Kolkhoz 10 (Sergei Vasilyevich Gerasimov, 1937) nos muestra la abundancia, la solidaridad, la unidad y la felicidad que solo se vivía en el sentido de comunidad alcanzado por el socialismo, y, En Carta desde el Frente (Aleksandr Ivanovich Laktionov, 1947) vemos a una familia, recibiendo con orgullo las noticias del frente ruso en la Segunda Guerra Mundial.
Entre sus pinceladas casi impresionistas 11, cargadas de paradójico romanticismo, el realismo socialista nos deja confundidos entre la intención del poder y la intención del artista, exponiendo una realidad muy dudosa de los años soviéticos y aun así, despertando una melancolía abrumadora por los años dorados del Socialismo.
Carta desde el Frente. Aleksandr Ivanovich Laktionov (1947) |
En general, la individualidad y subjetividad artística se diluyen en una sola visión y en un único destino. La libertad de creación se convierte en subordinación. Los sentimientos se falsifican y el arte pasa convertirse en un instrumento del poder. El resultado de esta relación arte-poder de aproximadamente 60 años se puede dividir en dos escenarios: por un lado tenemos todo el desarrollo artístico que se perdió, todo el arte disidente que no pudo ser; y por otro, el arte que fue pero cuyo valor artístico se pone en tela de duda con justificados cuestionamientos. ¿Es posible el arte sin libertad?, ¿es posible el arte planificado e impuesto desde el poder?, ¿se puede considerar arte al realismo socialista?, ¿dónde trazamos la línea que separa la propaganda de la creación artística pura, si es que existe?
No obstante, aún con todos las dudas que el realismo socialista despierta y todos los obstáculos que significó para el arte, despreciar la creación artística soviética etiquetándola enteramente de propaganda sería no sólo injusto sino miope: entre la opresión, la belleza encontró la forma de surgir.
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1.- Luego de la muerte de Stalin en 1953, la represión en nombre del realismo socialista fueron disminuyendo. Sin embargo, en la Unión Soviética, el realismo socialista fue considerado el “arte oficial” incluso hasta 1991.
2.- Stalin habría dicho en una reunión con escritores en la casa de Maxim Gorky: “la producción de almas era más importante que la producción de tanques”.
3.- Precepto que no era un absoluto, porque no era aceptable representar cualquier realidad, sino esas realidades que tenían un sentido para el socialismo. Toda representación superflua, sin ningún significado era rechazada y tachada de “naturalista”.
4.- Andrei Sinyavsky escribe en Sobre el realismo socialista: “El realismo socialista parte de una imagen ideal a la cual se adapta la realidad viva. La demanda de ‘representar la vida verdaderamente en su desarrollo revolucionario’ no es más que un llamamiento a contemplar la verdad bajo la luz de un ideal, de dar a un ideal la interpretación de realidad, de presentar lo que debería ser como lo que es”.
5.- Entendiendo que el socialismo nunca ha encontrado su victoria final. Inexplicablemente, la lucha de clases y los ataques de la burguesía han seguido presentes incluso en los países donde el socialismo ha detentado todo el poder. De ahí que los socialistas se encuentren en el camino hacia (o hasta) la victoria siempre.
6.- Es por esto que muchos de los artistas del avant-garde tuvieron que escapar de la represión soviética, entre estos Wassily Kandinsky, Marc Chagall, Naum Gabo y Antoine Pevsner. A finales de los treinta, los artistas disidentes que no tuvieron la suerte de escapar fueron condenados a trabajos forzosos o incluso la muerte.
7.- Ver la próxima sección: Spomeniks, los mensajes deliberados de la abstracción.
8.- Personaje principal en la novela El plácido don.
9.- El editorialista Brian Whitemore escribe en The Boston Globe: “Venga a visitar la histórica Nowa Huta, donde la visión oscura de George Orwell de una metrópoli industrial perfecta fue ejecutada con asombrosa precisión. Claro, hasta los trabajadores se levantaron y derrocaron a Gran Hermano.”10.- Kolkhoz: granja colectiva.
11.- Otra de las paradojas del realismo socialista es que éste rechaza el impresionismo, pero sus artistas tenían una fuerte influencia del impresionismo francés.
Davies, S., & Harris, J. (2005). Stalin: A New History. Nueva York: Cambridge University Press.
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Sinyavsky, A. (1960). The Trial Begins ; And, On Socialist Realism. Londres: Harvill Press.
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Stetsky, A. (1934). Under the flag of the Soviets, Under the Flag of Socialism. Obtenido de Marxists.org: http://www.marxists.org/subject/art/lit_crit/sovietwritercongress/stetsky.htm