POR: KATHERINE MARTÍNEZ.
Mempo Giardinelli (1947) publica en 1983 una nouvelle llamada Luna Caliente. Ésta es la historia del joven abogado Ramiro Bernárdez, que aterriza en su natal Resistencia (Argentina) luego de haberse profesionalizado en París. Llega tratando de olvidar a Dorinne y con el fin de trabajar para el gobierno de Videla, aunque esto último es algo que descubriremos más adelante. Sin embargo, todos estos planes se ven destrozados gracias a la presencia de Araceli, una chiquilla de trece años de edad con un apetito sexual desmesurado. Hija de los Tennembaum, viejos amigos de su padre. Ramiro caerá en el torbellino llamado Araceli.
Araceli es Mefístófeles. Su presencia desborda, se excede. La historia de Giardinelli roza pero no convive con lo fantástico. Ya habíamos conocido a la Lolita de Nabokov, pero quizás no con las mismas insatisfacciones. Araceli Tennembaum no pertenece al cuerpo que se nos describe en la novela. Pertenece a otra edad, a otros deseos.
La novela está compuesta por cuatro partes y un epílogo, en donde reposan las sobras de la cordura de Ramiro. Se podría decir que es un relato fácil en donde un capítulo termina para que el siguiente sea la obvia continuación de los sucesos. Todo se resuelve en tres días, que serán suficientes para imaginarnos toda la presión psicológica del personaje principal.
No es una novela pudorosa, donde se ahorran descripciones y se intenta elevar a la sexualidad como una reacción físico-química. La sexualidad, en cambio, es como una bestia que se ve desatada al primer roce. Una bestia que se desata al olfatear lo prohibido, lo nuevo.
La exploración se convierte, probablemente, en uno de los temas cliché. Recordando que Ramiro Bernárdez se halla desconcertado ante las reacciones con la piel de Araceli, padece la sintomatología del adolescente: las erecciones al ras del erotismo, la hondonada pasional de Araceli, su recuerdo, el reconocimiento de que está mal lo que ha surgido, etc., presionan también las primeras manifestaciones de la conciencia.
Ramiro se convierte en un asesino sin pensarlo. Quizás no por Araceli sino por la sobrevenida culpabilidad de haber atacado a la muchacha. La sorpresa comenzará cuando descubra que la misma niñita, hija de casa, se ha fascinado por las experiencias sexuales de las que se va a apropiar.
Luna Caliente es una novela carnal. El amor no se toca, ni mucho menos en su nombre es que todo empieza a suceder. Es por la locura, por la bestialización del deseo cuyo nombre siempre será Araceli.