POR: GISELLA ALVARADO.
Como novelista, William Golding impuso en su narrativa la alegoría. A partir de dicha figura literaria intenta demostrar la esencia del ser humano, su inestabilidad ante el encuentro con el caos. En las novelas El Señor de las moscas y Los herederos se puede percibir la cercanía de ese ambiente destructivo que impulsa a los personajes a someterse a su naturaleza violenta con tal de evitar fragmentar la realidad a la cual han decidido adaptarse.
En la novela de Golding, El señor de las moscas se trata de mostrar como un grupo de niños deben sobrevivir por sus propias facultades para así poder encontrar una manera de hacer su estancia en una isla desértica más apacible aunque el transcurso del libro se muestra como esas circunstancias son imposibles. A través de las figuras de niños como Simon, Piggy y Ralph quienes tratan de mantener la postura del orden y responsabilidad son quienes no se ven afectados por el temor que va suscitando en los otros por lo desconocido que oculta la isla, como lo es el imaginario del monstruo.
El Señor de las Moscas demuestra la transición en la vida de estos niños y como su esencia como tales va cambiando a tal punto de perder su inocencia y ceder ante el caos. En 1955 aparece otra novela de Golding conocida como Los Herederos que continúa mostrando cómo las sociedades recaen en sus instintos más que en su racionalidad como lo muestran las tribus de los homo sapiens con los neandertales.
En Los Herederos hay varias escenas en donde se muestra la simpatía hacia los neandertales, ellos son quienes toman decisiones en donde no ponen en riesgo la seguridad de ninguno de su tribu, o que atacan sin razón o base del miedo al contrario de los homo sapiens quienes reaccionan por los simples impulsos de protegerse.
Quien desaparece al principio resulta ser Ha, Lok quien termina siendo la voz de su tribu luego de la muerte del anciano Mal, trata de localizar a Ha pero no lo consigue. Ahí es donde se da la aparición de ese hombre nuevo, esa intromisión dentro de la vida de una tribu que va ocasionando males a la tribu de Lok, como bien lo expresa Fa:
-Escucha. No hables. La gente nueva se llevó el tronco y Mal murió. Ha estaba en el risco y un hombre nuevo estaba en el risco. Ha murió. La gente nueva vino a la saliente. Nil y la anciana murieron- (Golding, 91).
Empieza a demostrarse como esta gente nueva ante lo desconocido tiene reacciones que incluso los neandertales no ejercen, la curiosidad de los neandertales los lleva a ellos a ser cuidadosos pero en ningún momento se dejan influenciar por sus miedos para matar a algún miembro de la otra tribu. Resulta un tanto irónico puesto que quienes simulan ser más evolucionados toman decisiones primitivas ante el encuentro de otra civilización e incluso se niegan a establecer una comunicación con los mismos, negándoles la oportunidad de conocerse por la actitud hostil de los nuevos hacia la tribu de Lok.
Regresando a El señor de las moscas se sabe que los niños provienen de Inglaterra y como tal ellos deben saber comportarse y mostrar toda la decencia que deberían surgir por ser ingleses.
– Vimos vuestro fuego. ¿Así que no sabéis cuántos sois?
– No, señor.
– Me parece – dijo el oficial, pensando en el trabajo que le esperaba para contar a todos
-. Me parece a mí que para ser ingleses…, sois todos ingleses, ¿no es así?…, no ofrecéis
un espectáculo demasiado brillante que digamos.
– Lo hicimos bien al principio – dijo Ralph -, antes de que las cosas… Se detuvo.
– Estábamos todos juntos entonces… El oficial asintió amablemente.
– Ya sé. Como buenos ingleses. Como en la Isla de Coral. (Golding, 115).
Golding toma como característica sus orígenes y la incluye en la novela con la intención de demostrar el desacierto que es el creer que bajo presión ellos no se verían influenciados por la isla. Empezaron a perder la ilusión de que en algún momento podrían regresar a su hogar así que se construye un nuevo mundo en ese espacio para que así surja la sociedad de la isla, de los cazadores, liderados por Jack quien se autoproclama líder. Y resulta, que cuando son rescatados, lo racional retorna para torturar a los niños quienes fragmentados por la ilusión de seguir viviendo en la isla, conscientes de las consecuencias que traerán con ellos y cómo se ejercerá la presión de una sociedad civilizada ante el comportamiento del grupo.
Se conoce que El Señor de las Moscas fue escrito un año previo a Los Herederos, la cohesión que indica Golding en ambos es la inevitable propuesta del temor y el caos. Sin desearlo o buscarlo, se presenta ante los personajes de ambas novelas de forma en las cuales ambos deben aceptar la realidad que aviene a partir de los sucesos.
Si bien los niños se van formando a raíz de las dificultades de que permanecerán en la isla y al mismo tiempo se niegan en mantenerse cercanos a los símbolos de autoridad y racionalidad que son Ralph y Piggy. Esto lleva a que el caos, la rebeldía, que en este caso sería Jack logre liderar por el temor del resto de los niños puesto que mientras ellos se mantengan con la mente llena de ingenuidad en que un monstruo está detrás de ellos y que el único que puede enfrentarse a ese es Jack, deciden vivir bajo el mandato de alguien que simplemente desea tener el poder y el control sobre otros más que protegerlos, es decir, velar por sus propios intereses.
En cambio, en Los herederos se mantiene una total desconfianza ante las acciones que los mismos homo sapiens están adoptando con una tribu que les es desconocida, probablemente los factores sean que los mismos no tengan una fisionomía que les permita protegerse apropiadamente y por ello teman al entorno, teman proceder y eso genera que se produzca las disputas, que aquellos seres no sean más que un elemento de desorden que deseen imponerse dentro del territorio de otros como lo hacen con la tribu de Lok.
Así se puede ver que en ambas novelas el autor nos adecua a distintas épocas, si bien una primitiva a una civilizada puesto que eso se evidencia en la manera de narrar y expresarse de los respectivos personajes, no pierde su intencionalidad que es demostrar que en las dos novelas, se percibe el uso alegórico para personificar la esencia de la persona en sociedades que pueden y logran sucumbir ante el caos. Golding retrata los entornos de manera muy detallada puesto que la recreación de los lugares es una forma de llevar al lector a una búsqueda de espacios en donde ellos puedan percibir lo que se refleja a través de las vivencias de cada personaje y su aproximación a un entorno. Es un punto beneficioso puesto que sin importar el lenguaje infantil o simplista de los personajes con otros, Golding refleja la belleza y estructura de cada espacio físico para poder brindar al lector un balance significativo entre imágenes y sensaciones.
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Golding, William. (Primera edición). (1968). Los herederos. Barcelona: Minotauro
Golding, William. (1954). El Señor de las Moscas. Recuperado de
http://www.busateo.es/busateo/Biblioteca/G/G/Golding,%20William%20-%20El%20Senor%20de%20las%20Moscas.pdf