Guillermo Piro: «Todos los escritores son sobrevalorados»


El invitado a responder en esta ocasión nuestras Matapreguntas es Guillermo Piro (Buenos Aires, 1960). Él es traductor y periodista cultural, y además ha publicado varios libros, entre los que destacan Versiones del Niágara (Tusquets) y Celeste y Blanca (Eterna Cadencia).


¿Cuál es el primer libro que recuerdas haber leído?

2 000 leguas por debajo de América, de Emilio Salgari. Malísimo.

¿Cuál fue el último libro que leíste?

Nel condominio di carne, de Valerio Magrelli. Buenísimo.

¿Qué te gustaría hacer que no tenga que ver con la literatura?

Levantar paredes.

¿Qué título le pondrías a tu autobiografía?

«Andando a las disparadas».

¿A qué escritor resucitarías y para qué?

A Thomas Edward Lawrence, para que me enseñe griego.

¿De qué personaje literario te gustaría ser amigo o amante?

De Parker, el gánster de Richard Stark. O de Hap Collins y Leonard Pine, los personajes de las novelas de Joe Lansdale. Hablo de amigos, claro.

¿Cuál sería el soundtrack ideal para el fin del mundo?

Este:


¿Quién es el autor más sobrevalorado? ¿Y el olvidado injustamente?

Sobrevalorados son todos, después de todo son nada más que escritores. Lo de injustamente olvidado es una contradicción: nadie es olvidado injustamente.

Si la supervivencia de la literatura dependiese, como en Fahrenheit 451, de memorizar un libro, ¿cuál elegirías y por qué?

Elegiría Dissipatio H.G., de Guido Morselli. Porque es corto.

¿Cuál ha sido tu peor trabajo?

Acarreador de bolsas de harina en un molino en Milán.

¿Cuál es tu secreto peor guardado?

Mi verdadera fecha de cumpleaños.

¿Qué cantas en la ducha?

No, no canto.

¿Qué harías con un Gregorio Samsa en tu familia?

Lo encerraría en una jaula y cobraría entrada para que lo vieran.

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