Encuentros por Gilda Holst (texto completo)

EL LUGAR Y LA FÓRMULA

     En 1984 presenté mi tesis de licenciatura “La narrativa de Pablo Palacio” y la subtitulé “(Estudio en verde sobre Palacio)”, donde planteaba que la mayor parte de los textos de Palacio eran una sola obra en clave que correspondía a la novela “Ojeras de Virgen”, novela perdida, extraviada, ocultada entrelíneas o entre renglones de su obra, — lugar invisible pero lugar-, esto es, lo más evidente o lo más a la vista, como “La carta robada” de Edgar Allan Poe, carta entre cartas o como un árbol en un bosque. La novela se centra o gira alrededor de Juan Montalvo.

      La primera noticia de la novela aparece a pie de página en el cuento “Un nuevo caso de mariage en trois” que decía: “Un nuevo caso de mariage en  trois” es el extracto de un capítulo interesante de la novela “Ojeras de Virgen”, que Pablo Palacio publicará  muy en breve”. Como vemos, el título está parcialmente en francés –evidentemente-, pero es un mal francés (se escribe a  trois), y sabemos que se designaba a la sífilis como “el mal francés”, pero también se le decía “el mal napolitano” o “la enfermedad española”, esto es, un mal Cosmopolita.

       Reconocer que un texto o una obra está en clave es un proceso, parte de una convención que  se ha roto, algo anormal,  inusual o inusitado sucede dentro de nuestra experiencia o normas y ha producido un efecto de extrañamiento. A continuación trataré de exponer en resumen los momentos de la etapa inicial, esto es, entre el encuentro y la lectura de Pablo Palacio, hasta donde reconozco que está en clave, registrando los “hechos textuales” más “objetivos”, es decir, en donde mi interpretación o imaginación esté lo menos comprometida.

     l. Mi primer análisis fue el cuento “Luz lateral”.  El cuento trata de un hombre Antoñito que padece de sífilis, sífilis de la segunda etapa. Lo importante que se consiguió en este análisis fue descubrir que no se dice, sino que se muestra con seguridad quién lo contagió.  Por medio de una palabra, el ¡claro! – que es una muletilla de la esposa que fastidia sobremanera al narrador/personaje-, se realiza un movimiento textual no verbalizado, la palabra ¡claro! del habla de la esposa – se pega, se pasa, se contagia-, al habla del esposo. Un contagio que ha sido a través de la boca: con un beso de esos que comprimen rabiosamente la mucosa hasta hacerla sangrar.
El descubrimiento del ¡claro! y la crónica de la enfermedad, conseguida por pequeños indicios, detalles insignificantes y perfectamente velados porque están cumpliendo otras funciones : «al principio me picaba la lengua», “elegante fenómeno”, «alargamiento de los párpados», “se me han caído un poco las cejas” «al octavo tuve un sueño especialísimo», «un hombre me rompe la cabeza», «dentro abro la boca», y la leyenda escrita en forma rectangular (que a mi me pareció la apertura de un ataúd), transformaban  un texto confuso, en un texto bastante claro.   Ese fue, imagino, mi primer asombro de estudiante. 

       2. El segundo análisis fue el cuento “Brujerías”.  Previo a su análisis se asumió de alguna manera, la misma actitud del personaje/narrador/lector del texto periodístico que aparece en “Un hombre muerto a puntapiés”, cuya noticia narrada le ha parecido absurda e hilarante, y que luego de algunas investigaciones, sólo consigue una descripción del hombre muerto y dos fotografías.  Lo anterior, más los datos del periódico se constituyen como la “única prueba a su alcance y la base para reconstruir la historia”.

      El cuento “Brujerías”, que en realidad son dos: “La primera” y “La segunda” como las dos fotografías que, como antes y hasta ahora en ciertos lugares, popularmente se las considera brujerías, me pareció un cuento extraño y oscuro y algo hilarante y, al igual que el texto periodístico, se constituiría como la única prueba a mi alcance para descubrir y reconstruir la historia.

       Partí del polisentido de la palabra brujería: actividades a las que se dedican las brujas, brujos… y los poetas.  Sabemos que es lenguaje común utilizado en la época: poeta como brujo, profeta, buscador de la quinta esencia, etc.  Ahora bien, si la bruja y el brujo Bernabé son poetas, entonces, las brujerías realizadas son sus obras:  l. Un joven que se transforma en árbol y 2. Unos adúlteros que se transforman en perros vagabundos.  El texto habla de “niños prodigios en artes adivinatorias”;  relacioné niños-prodigios en la literatura y conjeturé a Medardo Ángel Silva que había escrito El árbol del bien y del mal y a Arthur Rimbaud con Temporada en el infierno (Bernabé había quemado un bosque) e Iluminaciones que tiene un poema “Vagabundos” que dice: “(…)me había comprometido a devolverle a su estado primitivo de hijo del sol, – y así vagábamos (…)yo apremiado por encontrar el lugar y la fórmula.

      La primera brujería se inicia así:  Andaba a caza de un filtro, de un filtro de amor, de uno de esos filtros que ponen en los libros ocultistas: y cita el filtro: Para obtener los favores de una dama, y luego dice: Bastaba con facilitarle los “ADMIRABLES SECRETOSDE ALBERTO EL GRANDE y el HEPTAMERONcompuesto por el famoso mágico Cipriano.  En El libro infernal. Tratado completo de las ciencias ocultas, encontramos, entre otros, “El libro de San Cipriano” y “Los admirables secretos de Alberto el Grande”.  El Heptamerón fue escrito por Margarita de Valois y se dice que son cuentos imitados del Decamerón de Boccacio. La narración XXVI se titula “Del donoso discurso de un gran señor para conseguir los favores de una dama de Pamplona” donde se dice: “aunque al cabo de algún tiempo y de insistencia, el dicho señor d’Avannes se convenció que lo único que se necesitaba para consumar su amistad eran el tiempo y el lugar propicios”(1) Margarita de Valois aparece en los Admirables Secretos bajo una anécdota que refiere que ella  “sabía tirar las cartas tan bien como cualquier cabalista de aquellos tiempos” y que predijo la muerte de su hermano por su afición a la caza. “….una mano oculta depositó en su cámara un libro titulado “Arte de la Cetrería” y como todas las hojas estaban arsenicadas y éste tenía el vicio de humedecer los dedos, tomó sin saberlo el mortal veneno que en pocos días lo llevó a la tumba”(2)  (se me ocurre que Umberto Eco tomó de aquí la idea para el Nombre de la rosa)  En el libro de San Cipriano  encontramos lo siguiente:

FILTRO MAGICO PARA OBTENER LOS FAVORES DE UNA MUJER

Tómese una onza y media de azúcar cande o piedra, pulverícese groseramente en un mortero nuevo, en día viernes por la mañana, diciendo a medida que machacáis: “Abrasax, Abracadabra”.  Mezclad esta azúcar en medio cuartillo de vino blanco bueno, guardad la botella en una cueva obscura o en un cuarto tapizado de negro, por espacio de veintisiete días: cada mañana tomad la botella y la agitaréis por espacio de un minuto, diciendo, Abrasax.  Por la noche haréis lo mismo durante tres minutos, y diréis tres veces Abracadabra.  A los veintisiete días pasaréis el vino a otra botella, juntándole dos granos de mostaza blanca, y tendréis el filtro hecho.  A los tres días se agita y se cuela, convidando a comer a la persona que se quiere conseguir, y se le obsequia con el filtro indicado.  Si lográis que beba la mitad, estad seguros que veréis satisfecho vuestro deseo.(3)

     Lo que cambia básicamente en esta copia que realiza Palacio son los números: de letras a números y la adición al texto de otros números y, por supuesto, la connotación distinta entre “favores de una mujer” y “favores de una dama” y más aún, si más adelante en el texto se pregunta que hubiera pasado si el filtro hubiera sido “Para obtener los favores de un hombre”, acción que hubiera producido según el narrador “un contraste estético por excelencia”.

     En la segunda Brujería, el brujo Bernabé da vueltas a la mesa haciendo su brujería que era como ver a Rimbaud escribiendo Temporada en el infierno.  En el cuento se repetía lo de las vueltas, decía que iba más allá de la vigésima cuarta; me pareció una humorada de Palacio para connotar que había sobrepasado el noveno círculo de Dante.  Dante que también había pasado una temporada en el infierno, que le permitió escribir La divina comedia, poema  basado en el número tres, Dante asignando tres sentidos a las palabras: literal, alegórico y místico.  Recordar a Rimbaud que considera al poeta como “ladrón de fuego” y al quehacer literario como “un largo, inmenso y razonado desarreglo de todos los sentidos” para encontrar “el lugar y la fórmula”.  Y en la brujería anterior había un filtro o una fórmula en donde hice la siguiente relación:
     El texto dice:  “…guardad esta mezcla en una cueva oscura por espacio de 27 días”, esto es, un espacio de 2 + 7, de 9 círculos que es igual al infierno.  Luego dice: “la menearéis fuerte por espacio de 52 segundos”, 5 + 2 = 7 esto es, Séptimo círculo; segundos = segundo giro.  Círculo y giro donde están los suicidas convertidos en árboles donde se posan las Arpías.  En la segunda brujería dice “A la doceava vuelta empezó la cera a animarse y girar en el mismo sentido que Bernabé”:  el segundo giro del séptimo círculo comienza en el duodécimo canto y termina en el decimotercero:

          Alargué entonces un poco la mano, cogí una ramita de un árbol grande, y me gritó su tronco: “¿Por qué me rompes?”  Y después, tiñéndose de sangre, empezó a gritar de nuevo: “¿Por qué me desgarras? ¿No tienes sentimiento alguno de piedad?  Hombres fuimos, y ahora nos hemos convertido en troncos.  Más compasiva debería ser tu mano, aun cuando hubiésemos sido alma de reptiles. (Canto 13)(4)

     “Por la noche haréis lo mismo pero durante 53 segundos y tres… ”  Esto es, el octavo círculo, llamado Malebolge que está dividido en 10 grandes fosos circulares y concéntricos, cada uno de los cuales se destina al castigo de una especie de fraudulencia.  Dice: 53 segundos y tres, el segundo foso corresponde a los aduladores y el tercero a los simoníacos o traficantes de cosas sagradas.  Como 53 segundos representa una décima de segundo más que 52, se consideró el décimo foso donde están los falsificadores de metales por medio de la alquimia.  En el texto dice: “…llegó a la vigésima cuarta” y luego “Bernabé seguía”; el vigésimo cuarto canto corresponde a los ladrones y el vigésimo quinto a los dilapidadores del tesoro público.

Miré hacia abajo, pero mis vivos ojos nada podían distinguir en el fondo, a causa de la oscuridad; por lo cual dije: – Maestro, procura llegar a aquel otro borde, y bajemos la pendiente, pues así como desde aquí oigo, pero no entiendo, del mismo modo veo, pero nada distingo. (Canto 24)(5)

   Si tú, lector, andas remiso ahora en creer lo que voy a decir, nada tendrá de extraño, porque yo que lo vi, apenas doy crédito.  Fija tenía yo en ellos la vista, cuando una serpiente con seis patas se arrojó sobre uno y se enroscó enteramente en  él.  Con los pies de en medio le sujetó el vientre, y con los de adelante le apretó los brazos, clavándole los dientes en las dos mejillas.  Cíñole los muslos con los traseros, y metiendo entre ellos la cola, la subió ajustándosela por encima de los riñones.  Jamás hiedra se pegó tan estrechamente a un árbol, como la horrible fiera unió sus miembros a los del otro.  Trabáronse entre sí cual si hubiesen sido de cera derretida, y mezclaron sus colores de tal suerte, que ni uno ni otro parecían ya lo que habían sido: a manera que sube por el papel, antes que la llama, un color pardusco, que todavía no es negro, y desaparece el blanco.

   Miraban los otros dos, y exclamaban: “¡Ay, Aniel, cómo te vas mudando!  ¡No se te ve ya ni como uno ni como dos!”  Y en efecto, las dos cabezas se habían convertido en una, y aparecieron dos cuerpos con sólo un rostro en que se habían confundido entreambos.  De los cuatro extremos resultaron dos brazos, los muslos y las piernas, el vientre y el pecho se trocaron en miembros nunca vistos; todo su primitivo aspecto era ya otro; la imagen confusa representaba dos seres sin ser ninguno, y se iba alejando con lentos pasos. (Canto 25) (6)

     Y ya que estaba en el infierno vi a los pecadores contra-natura, dando vueltas, como Bernabé y/o Rimbaud, caminando sin cesar con un andar igual y continuo; un cuento – extraño y oscuro -, como Brujerías, donde “oigo, pero no entiendo, del mismo modo veo, pero nada distingo”, se iba mudando a través de un infernal filtro dantesco, cuento con el que nos habíamos mudado a otros textos, y donde “todo su primitivo aspecto era ya otro”.  Se confirmaba mi hipótesis de Medardo Ángel Silva, poeta suicida, y Arthur Rimbaud, poeta homosexual, con unos números que no había tenido posibilidad de cambiar o inventar.

     El triángulo del abracadabra del cuento también aparece, aunque invertido, en el Libro de San Cipriano, “que se graba generalmente en una piedra simbólica” y sirve para precaverse de las enfermedades y sortilegios.  Pero el triángulo también es misterio, es amor no correspondido o adulterio o trinidad sagrada.  En el texto decía: “el triángulo es un arreglo cabalístico que consta en todos los libros mágicos”, y comprobamos que en cada cuento de Palacio hay amores no correspondidos, adulterios consumados y triángulos en ciernes, por tanto, cada cuento es un triángulo: un arreglo cabalístico que debe ser descifrado, y si cada cuento es un arreglo cabalístico, los cuentos en su conjunto, vendrían a ser una Cábala. Y vemos a Bernabé: que evocaba los nombres augustos de Yayn, Sadedali, Sachiel y Thanir”,
    Esto es, cuatro nombres, supuestamente nombres propios, porque cada uno lleva mayúscula, incomprensibles, sin significado, y hay cuatro, hay una separación después de cada grupo de sonidos, en realidad es un(a) tetra (4) – gramantón, esto es, el inefable nombre de Yaveh, cuyas cuatro letras contenían – se decía-, un sentido oculto de maravillosa eficacia.  En todo caso y para mayor seguridad, la primera letra Y es la misma y, algunos de sus sonidos, nos remiten al hebreo.  Cábala con su sentido de “tradición” y de “recepción”, con su árbol sefirótico conocido también como el Árbol de la vida o el Árbol del bien y del mal, como el libro de Medardo Ángel Silva.  La Cábala con sus emanaciones, influencias y manifestaciones.

      3.  Por último, el análisis de “Un hombre muerto a puntapiés”.  En el cuento hay un delito y un investigador que señala los pasos a seguir para descubrir la verdad.  Se problematiza con el método y nos remite a Aristóteles y Bacon.  Y vemos a Aristóteles, en cualquier manual de filosofía, que dice que en primer lugar hay que ver y determinar de qué asunto se trata (nosotros, más recientes o con mejores traducciones lo conocemos como “la determinación del objeto de estudio”).  El asunto del cuento es:  “el famoso asunto de las calles Escobedo y García”, (¡una dirección!).  Haciendo una relación literal nos encontramos con una calle – Escobedo-, que parte desde la Catedral y termina en otra llamada Juan Montalvo, esto fue confirmado con un mapa de la época.  Lo primero que se nos ocurrió fue el lugar común de decir “mi pluma lo mató”, a Gabriel García Moreno, por supuesto, que salía diariamente desde la Catedral y murió en manos de Rayo y otros conspiradores, “…que hace que los asesinos acribillen sus víctimas a puñaladas”, dice el texto de la muerte de Octavio Ramírez.  Esta muerte representó el término del período conservador y la independencia de una tiranía.  Escobedo fue un héroe de la independencia guayaquileña, la otra calle, Francisco García  queda a dos cuadras de Escobedo, tal como está especificado en el texto: Al llegar a la calle Escobedo ya no podía más (…)Entonces, después de andar dos cuadras, se encontró en la calle García, también se especifica para mayor claridad, se dice,  que el difunto Ramírez – quien en la reconstrucción de la historia se transformó en Octavio (nombre de Cesar Augusto, sucesor de Julio Cesar), había llegado hacía poco a la ciudad teatro del suceso. Sin embargo hay otras dos calles García en Guayaquil, Lizardo García que fue uno de los primeros ministros de Eloy Alfaro, negociador de la Deuda Externa o Inglesa, y la calle García Moreno.   Entonces nos pareció que se hacía referencia a ese período histórico, período o zona que alguien está patrullando, en donde alguien rinde sus servicios, el texto decía: “…el celador de policía N°451 que hacía el servicio en esa zona”, y al hacer la relación de los números con el texto de Dante encontramos el Noveno círculo, primer recinto, llamado Caína, donde están los fraticidas, los que atentaron contra su propia sangre.

      Otra consideración a realizar era la cuestión de la nariz.  Lo que más llama la atención del investigador en las fotografías es la nariz:  “Esa protuberancia fuera de la frente, esa larga y extraña nariz…”, luego encontramos al final del cuento que por lo menos dos de los puntapiés recibidos fueron por causa de la nariz: “… sobre la larga nariz que le provocaba como una salchicha”.  Esto nos hizo pensar que debería ser alguien, dentro del período histórico ya señalado, que tuviera una nariz pronunciadísima, esto es, nombradísimo, esto es, una identidad célebre o alguien con una nariz realmente singular, extraña u original, o alguien que hubiera escrito sobre narices.  Encontramos que Juan Benigno Vela, tenía un poema titulado “A una nariz” y que fue un escritor-polemista que rendía sus servicios en la zona en su lucha contra García Moreno pero, indudablemente, el de la identidad celebre, el nombre augusto era Juan Montalvo.  Volvimos al Tetragramatón e hicimos la siguiente sustitución y las letras coinciden con el nombre y el período histórico. YAYN/JUAN, SADEDALI/MONTALVO, SACHIEL/GABRIEL = ANGEL, Y THANIR/ALFARO= DEMONIO.

JUAN MONTALVO: ANGEL Y DEMONIO

     La clave principal quedó descifrada, comprendimos por qué tenía una nariz pronunciada: era el Dios Judío, Yaveh, que en términos simples y nuestros sería una llave.  Ya ve ¿no?

Otra forma

   Pero, ¿por qué piensa estas cosas? – dice el texto de Palacio en Débora-.  Y claro que las piensa de otra forma, mucho más tonta y vacía.  En una forma indefinida como el color de un traje viejo.  No, mejor como el del que está por hacerse, ya que el pensamiento no ha sido vertido, de manera que es algo potencial y no actualmente.
     En el cuento “Una mujer y luego pollo frito” registramos este párrafo que parece ser un comentario  de esta etapa inicial:

          Deficiencias y características de la primera sesión:

    La distancia.  La primera sesión adopta una distancia; por falta de intimidad o por miedo de que nos vean la verdad.  No se alcanza a creerlas tan sencillas que no puedan sorprender lo que parece que se lleva escrito.
      
     Verter el pensamiento de que una obra está en clave, significa cambiar su forma, perspectiva, rasgos, al mismo tiempo es el pensamiento no vertido de Montalvo y viceversa, el de Palacio sobre la obra de Montalvo  Por eso es importante señalar que el cuento ¡Señora!, cuando fue publicado en enero de 1927 en la revista “Savia” tenía la forma de una copa o recipiente.  En el cuento “Comedia Inmortal” (si es inmortal es por tanto divina e inhumana), el autor dice “voy a hacer una comedia de enredo” y  la define como “una transparente complicación”, y sí, es como transparente pero bien complicada, ha sido como “un largo, inmenso y razonado desarreglo de todos los sentidos”

El Método

     Al asumir al inicio el método detectivesco fue, por así decirlo, una “intuición” correcta.  Más adelante en el análisis textual se descubrió que “Edgardo, héroe de novela” que aparece en Débora  era Edgar Allan Poe quien, con los otros nombrados en el texto: Sherlock Holmes y John Raffles, dos personajes contrapuestos, uno al servicio de la sociedad y el otro al servicio del crimen, señalaban el método de desciframiento requerido. Aparte de que Edgardo, olisquea las maderas  como un buen perro sabueso, se llegó a Poe a partir de esta frase: “Si pensara en elegancias sería en comprar una pantalla azul para la luz y unas alfombras «mullidas», colmo del ideal novelesco.” Se asoció azul con “Azul” de Rubén Darío, que había escrito “Los raros” (El cuentista es otro maniático. Todos somos maniáticos; los que no, son animales raros), también “Los cisnes y otros poemas”  donde se encontró “Psiquis, dulce mariposa invisible”, poema que fue el detonador de mi tesis:

(…)Sabia de la Lujuria que sabe antiguas ciencias,
                    te sacudes a veces entre imposibles muros,
 y más allá de todas las vulgares conciencias
 exploras los recodos más terribles y oscuros.
Y encuentras sombra y duelo. Que sombra y duelo encuentras
bajo la viña en donde hace el vino del Diablo.
Te posas en los senos, te posas en los vientres
 que Hicieron a Juan loco e hicieron cuerdo a Pablo.
A Juan virgen y a Pablo militar y violento,
a Juan que nunca supo del supremo contacto;
a Pablo el tempestuoso que halló a Cristo en el viento,
y a Juan ante quien Hugo se queda estupefacto.
Entre la catedral y las ruinas paganas
                   vuelas, ¡oh Psiquis, oh alma mía!
 – como decía
                     aquel celeste Edgardo, (…)(7)

    La coincidencia de un Juan Montalvo que escribe una carta a Hugo y un Víctor Hugo que le contesta.  Un elegante fenómeno de contagios. Se descubrió a Poe que tiene un cuento titulado “Elegancias” donde se habla sobre narices notables y que comienza: “Soy, o mejor dicho, era un gran hombre.(…) El primer acto de mi vida fue cogerme la nariz con las dos manos. Al ver esto mi madre me llamó genio, mi padre lloró de alegría y me regaló un tratado de Nasología.”(8)


     En “Un hombre muerto a puntapiés” se plantea, como ya dijimos, el problema del método.  El narrador dice que hubiera querido hacer un estudio experimental, aquel que investiga el cómo de las cosas.  Nos remite a Aristóteles y a Bacon, exclama: ¡Lo que tiene no haber estudiado a fondo la lógica!, se habla también de la “fuerza secreta de la intuición”, de “revelación de Astartea”, dice “esto es esencial”  y señala “…en verdad nunca supe qué de filosófico iban a tener mis investigaciones…”.  El primer ensayo filosófico publicado de Palacio en “La tierra” (34) se titulaba “Interpretación sana del mundo”.  Induzca, joven, comanda también el investigador.

      El “modelo policial” es un paradigma epistemológico basado en el indicio, al que Charles S. Pierce llama abducción.

   La abducción es el proceso de formación de hipótesis explicativas.  Es la única operación lógica que introduce una nueva idea. (…)  La presunción o más precisamente la abducción, proporciona al razonador la teoría problemática que la inducción verifica.  Al encontrarse con un fenómeno distinto del esperado en las circunstancias dadas, examina sus características y advierte algún carácter o relación especial entre ellas, que de inmediato reconoce como característico de un concepto que ya está almacenado en su mente, de manera que se avanza una teoría que explique lo que resulta sorprendente en el fenómeno.(9)

          En mi trabajo anterior presentado en Jalla en el 98 (trabajo que parcialmente estoy repitiendo ahora), reflexiono en otras teorías semióticas: la categoría de “mala lectura” o “traición al texto” de Harold Bloom y la estructura del chiste trabajado por Violette Morin, tratando de explicar (“naturalizar” y/o “autorizar”) mi lectura; ahora simplemente rescato la estructura básica  del chiste: el cambio de una palabra, objeto o situación a un contexto que usualmente no le corresponde.

       Pablo Palacio, al señalar a “Edgardo” no ha sido sólo al método de Dupin, sino a la obra de Edgar Allan Poe, que ha servido para aportar figuras o “casos”, instructivos casi, para este arreglo cabalístico. Arreglo o pacto si se quiere, es, si no lo han olvidado, un triángulo, cuyo tercer ángulo es Poe.  El número de letras de los dos nombres que siguen en el Tetragramatón coincide con las de Edgar Allan Poe. Arreglo que organiza, fija límites, enmarca, confirma.  La figura de “La carta robada” que aludí al principio sirve de ejemplo. Allí está “el juego de acertijo que se realiza sobre un mapa” y también la increíble acción (recién percibida hace unos meses) del Ministro y que Dupin detecta:

“…doblado en sentido contrario (el sobre), aunque por los mismos pliegues que constituían su primitiva forma.  Este descubrimiento fue suficiente.  Era evidente, para mí, que el sobre había sido doblado como un guante, sobre sí mismo, y plegado de nuevo, ofreciendo así en su nueva cara un espacio en blanco que se había llenado con otra nueva dirección”.(10)

       Esto es, un cambio de dirección en una texto/carta metida en un sobre.
 
       Cada relación o inferencia que se ha hecho ha necesitado de dos o tres asociaciones que aludían a lo mismo, sin embargo, cada observación o dato expuesto en sí mismo no prueba nada, o podrían tratarse como coincidencias.  Pero en “El misterio de María Roget” se dice lo siguiente en relación a la identificación de un cadáver.

…Añada a esto unos zapatos como los que se sabía que ella llevaba el día de su desaparición, y aunque los zapatos se vendan a montones, aumente la probabilidad al borde de la certeza.  Lo que, por si mismo, no sería ninguna evidencia de certeza, se convierte por su posición corroborativa, en la prueba más segura (….)  Cada unidad sucesiva es una declaración múltiple, una prueba, no simplemente añadida a la prueba precedente, sino multiplicada por cien o por mil. (…) Seguir dudando, es demencia o hipocresía.(11)

El énfasis: Lo rechazado y reprimido

     El momento más importante del proceso de lectura/escritura fue constatar un común denominador: la utilización del dato inútil, lo literal, el falso razonamiento, lo insignificante, el chiste, los “vicios” del lenguaje, las vulgaridades, las “pequeñas realidades”, todo lo que una tacha o censura en una lectura por impertinente, por tonto, por política o académicamente incorrecto, pero que iban llenando lo que llamé una desescritura.

      Al establecer una forma de escritura, se prioriza también una forma de leer.  En los cánones de lectura de la época, tanto del discurso literario como el científico, todas las categorías arriba señaladas están en la zona rechazada, excluida, no considerada.   Cuando Pablo Palacio dice: “se tomaron las grandes realidades y se olvidaron de las pequeñas”, se refiere tanto a la realidad real como a las realidades de un texto, si es literario, lo literal sería el elemento menos considerado, o el punto, como realidad más pequeña de escritura, se transforma en puntos a seguirse o a observarse,   “El único punto que me importó entonces fue comprobar que clase de vicio tenía el difunto Ramírez”.  Y los puntos se comprueban siempre en los textos de Juan Montalvo:

Así como lo mejor de los dados es no jugarlos, lo mejor de los licores es no beberlos, así lo mejor de la pluma es no escribirla.  Déjenme pasar esta incorrección los maestros de la lengua castellana, que hoy necesito un modo de decir enérgico, aún fuera de las reglas.  No hay cosa mejor para el mareo que el no embarcarse; para no decir disparates no hay cosa como el no escribir.  El que juega ha de perder, el que bebe se ha de emborrachar, el que se embarca se ha de marear, y el que escribe ha de desbarrar quiera o no.  Ahora díganme ustedes, ¿conocen jugador de profesión que no haya muerto tirando el hueso? ¿bebedor que no haya echado el alma con el último trago?  El escritor de nacimiento es jugador, es borracho condenado irremisiblemente a los placeres y los sinsabores de su vicio.  Vicio ¡pero qué vicio! (Santo Vicio)(12)

      Juan Montalvo relaciona la escritura con juego, embriaguez, vicio, manía, que sirve también para el lector.  Según Peter Burger, “el discurso vanguardista crea un nuevo tipo de recepción, donde la atención del lector se dirige al principio de construcción del texto.  La colaboración del lector pasa a formar parte del juego que el escritor propone”(13)    Pablo Palacio propone lo siguiente, pero me gustaría que lo piensen en forma radical y se fijen en la doble acepción de ¿Quién dice ahí que crea?, esto es, de creer y crear :

¡Eh! ¿Quién dice ahí que crea? “El problema del arte es un problema de traslados.  Descomposición y ordenación de formas, de sonidos y pensamientos.  Las cosas y las ideas se van volviendo viejas.  Te queda sólo el poder de babosearlas. ¡Eh! ¿Quién dice ahí que crea?”

       Las teorías de recepción que conocemos en la actualidad explican y legitimizan la función del lector en el trabajo interpretativo, pero en la época de Palacio, recién se está proponiendo esa nueva forma de leer y conocer que, en términos legalistas o médicos o religiosos, podría adjetivarse el resultado como una lectura ilegítima o bastarda, loca, enferma o insana,  invertida, infernal, diabólica, blasfema o herética, que señalan la posibilidad que desde lo marginal se llegue a un “centro” o que desde “el mal” o “lo torcido” se llegue a un “bien”, “un tesoro” o “una verdad”.  Actualmente se lo consideraría como sobreinterpretación, lectura forzada, semiosis infinita, paranoia crítica, efectos del significante. Se ha designado, entonces, a lo que yo habría o he arribado,  pero ¿y los resultados de lectura?   Creo en las coincidencias, y cuando una se encuentra con una, hay que asombrarse y disfrutarla (si se puede) y nada más,  pero cuando hay tantas, simplemente ya no son. Pero y bueno, Lacan dice que el orden de lo admisible es el mismo orden de nuestros prejuicios. (14)

Ahora, – dice Poe-,  habiendo llegado, como lo hemos hecho, a esta conclusión por deducciones irrecusables, no tenemos derecho, como buenos razonadores, a rechazarla debido a su aparente imposibilidad.  No nos queda, pues, más que demostrar que esta imposibilidad no existe en realidad.(15)

       Por ejemplo, demostrar la razón del título “Ojeras de virgen” de esta novela extraviada.  Juan Montalvo dice:

   Adivinación  es ciencia infusa de hombres superiores por las facultades intelectuales y sensitivas:  estos suelen tener el órgano de la vista tan fino, que rompen el tiempo y le sorprenden en las entrañas sucesos que en ellos se están formando; el oído tan agudo que oyen vagos ruidos en el silencio de la nada, el tacto tan delicado que palpan lo que no existe y cogen con la mano lo que aún no tiene cuerpo.  ¡Salve Virgo!, saluda Demócrito a una virgen en la calle, la encuentra al otro día, y la saluda: ¡Salve, mulier!  El adivino conoció en sus facciones el pecado: esa noche había sido desflorada.  (Del Genio)(16) 

     Esto es, las profundas y oscuras ojeras de una noche sin sueño, y los ojos brillantes de conocer, sentir y disfrutar el misterio.
     Pero más seguro es que Demócrito se encontró con una  amiga  y le dijo: ¡Alce esos cinco, señorita!, y a la mañana siguiente, chuchaqui y sorprendido al encontrarla en la calle – tras la gran fiesta de esponsales a la que sin duda asistió-,  exclamó:¡Seeeñooora!

“Entonces – dice Pablo Palacio-, estaré seguro de mi sonrisa representativa de                        bienestar y de haber promovido en los demás igual sonrisa, si ellos no son aventajados y escépticos”

Hablar por enigmas
  
      En el cuento “Un nuevo caso de mariage en trois” hay tres anunciaciones y un ser alado que es una mosca. Se anuncia “Ojeras de virgen” pronto a publicarse; dentro del cuento, se anuncia en el periódico la obra de Recoledo En defensa de la mitad más interesante de la especie humana, y Petrona, la cocinera, le anuncia a Antonio que está encinta.
        En “Luz Lateral”, se describe  una antigua iglesia. Al centro de la fachada de piedra hay una pequeña virgen de piedra. Dentro (…) un cuadro de talla (…) una leyenda, un rectángulo que dice: ESTATURA I FORMA I TRAGE DE LA SMA VIRGEN SEGÚN LO QUE ESCRIBIÓ SAN ANSELMO I LO PINTÓ SAN LUCAS.
       En griego Lucas significa “portador de luz”.  San Lucas es representado como un toro o un novillo. Escribió el tercer Evangelio y Hechos de los Apóstoles. Es el único de los evangelistas que describe la anunciación. Cuando viajó con San Pablo, éste lo describe como Lucas, el médico querido. Es patrón de artistas, doctores, cirujanos, solteros, carniceros, encuadernadores, cerveceros, escultores, notarios.  Y lo más importante: Según la tradición, pintó a la Virgen y el cuadro desapareció, se extravió, en dos palabra: se perdió.
      San Anselmo fue predicador y reformador de la vida monástica. Arzobispo de Canterbury, padre de la escolástica, benedictino. Se lo considera “un místico racional” Sus obras más importantes son: Monologium y Proslogium, que versan sobre la divinidad y se preocupa de probar su existencia. Sobre la Trinidad dice: “confesamos tres personas en una substancia”   Dante lo pone en el paraíso junto a San Juan Crisóstomo. Una de las cosas básicas que dice San Anselmo es que “si uds no creen, no entenderán”, acepta que “se puede decir algo por intermedio de otra cosa (per aliud), esto es, hablar por enigma”, la imagen invertida del espejo, que es la forma como en el Hoy conocemos, esto es, por enigma, hasta “el cara a cara” -que es lo que esperamos-, con Dios. Otra idea, si se habla del creador, hay que hablar de la creación, y está también el famoso argumento ontológico de S.Anselmo: si existe la idea de dios en el entendimiento, dios debe existir en la realidad, y en uno de sus ejemplos en el Capítulo II del Proslogium dice: “…cuando el pintor piensa de antemano el cuadro que va a hacer, lo tiene ciertamente en su entendimiento, pero no entiende todavía que exista lo que todavía no ha realizado. Cuando, por el contrario, lo tiene pintado, no solamente lo tiene en el entendimiento sino que entiende también que existe lo que ha hecho”. 

Algunos hermanos me han pedido con frecuencia y con instancias que les ponga por escrito y en forma de meditación ciertas ideas que yo les había comunicado en una conversación familiar sobre el método que se ha de seguir para meditar sobre la esencia divina y otros temas afines a éste. Consultando más bien su deseo que la facilidad de la ejecución o la medida de mis propias fuerzas, me trazaron el plan de mi escrito, pidiéndome que no me apoyase en la autoridad de las Sagradas Escrituras y que expusiera, por medio de un estilo claro y argumentos al alcance de todos, las conclusiones de cada una de nuestras investigaciones; que fuese fiel, en fin, a las reglas de una discusión simple, y que no buscase otra prueba que la que resalta espontáneamente del encadenamiento necesario de los procedimientos de la razón y de la evidencia de la verdad. También han querido que no me desdeñase de responder a las objeciones de los simples y aun de los necios. (las negrillas son mías).(Prólogo. Monologium)(17)

      Los procedimientos de la razón y de la evidencia. Por ejemplo: en la deambulación del teniente en Debora se encuentra con un sucre papel, y Disimulado <como quien no hace nada>, le da taquicardia emotiva, luego desglosa el sucre, en lo que lo va a gastar:
   Entonces, con una lógica de texto, los números ocuparon modestamente su espíritu.
Así:
Para betunar los zapatos . . . . . . . . . . S/. 0.10
Para ir al cinema. . . . . . . . . . . . . . . . S/. 0.60
Para tabacos . . . . . . . . . . . . . . . . . . .S/. 0.30
Suman . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . S/. 1.00
      Y entonces, con la lógica de texto, vemos que se trata de una suma de fragmentos que llegan a la unidad, al uno, una summa literaria que llega a una novela, una operación matemática, se trata también evidentemente de un presupuesto, “supuesto previamente” o “cálculo anticipado de los costos de una obra” dice el diccionario, y  que lleva implícito la idea de futuro, la misma idea de futuro que hay en una receta (médica o de cocina) o un filtro y su preparación o en una fórmula y su desarrollo, demostración o realización.

Y la satisfacción de esas necesidades implicaba un desequilibrio presupuestario en el hombre muerto e inactivo, eterno parásito avolitivo. Por lo que la vida le hincaba las garras en el pecho y presionaba sobre él de manera a perfeccionar la fórmula «dejar hacer», causa de la ruina individual.

   En su vagabundaje, el teniente  perfecciona la fórmula <dejar hacer> ¡a otro u otra la novela! “Quienquiera que seas tu que prestas ese lenguaje a un insensato”, le contesta  Anselmo de Canterbury a Gaunilo “cuya pluma se hace el intérprete de ese insensato” , parece, entonces, que se presta la pluma para desarrollar complicadamente la  increíble y transparente fórmula de un adolescente prodigio.
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(1)Valois, Margarita de. Heptamerón. (Barcelona, Ediciones 29, 1989) p.190
(2)(3)El libro infernal. (México: De Saturno) p.354 y p.116
(4)(5)(6)Dante, Alligieri. La Divina Comedia. Traductor: Cayetano Rosell (Buenos Aires: Clásicos Jackson, 1953)p.65, p.121 y p.125-6
 (7)Darío, Rubén. Antología poética. (Buenos Aires, Kapelusz, 1973)p.133-4
(8)Poe, Edgar. Narraciones extraordinarias (Madrid, Aguilar, 1946)p.221
(9)Eco, Sebeok, Truzzi, Ginzburg, Harrowitz y otros. El signo de los tres: Dupin, Holmes,  Pierce. (Barcelona: De Lumen, 1989) p.263
(10)(11)(15)Poe, Edgar Allan. Historias Extraordinarias. Traductor: Carlos Urritz. (Barcelona: Dima Editores, S.A., 1968) p.9, p.77 y p.32
(12)Montalvo, Juan. El Espectador. (Medellín: Beta, 1975)p.78
(13)Fernández, María del Carmen. El realismo abierto de Pablo Palacio. (Quito: Ediciones Libri Mundi, 1991) p.347
(14)Lacan, Jacques. Sem 7.La Etica del Psicoánalisis “El Brillo de Antígona”p.302
(16)Montalvo, Juan. Los siete tratados. Tomo II. (Bogotá: Ediciones Nacionales Círculo de Lectores, Ltda)p.12-3
(17)San Anselmo. Monologium y Proslogium Internet (varios) y “El enigma del hombre según Anselmo de Canterbury” de André Hubert
Palacio, Pablo. Obras completas. (UNESCO, Colección Archivos, 2000)

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