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| Fotografía de Elizabeth Osorno |
Invitamos a Pedro Medina León (Perú, 1977) a responder nuestras Matapreguntas. Medina es autor de los libros Streets de Miami, Mañana no te veré en Miami, Lado B, y es editor de la antología Viaje One Way. Es fundador y director de Suburbano Ediciones y colabora en revistas y medios de prensa como El Nuevo Herald, entre otros.
Cuando le pedimos que nos contara una anécdota relacionada con la literatura, nos narró lo siguiente: “Hace unos tres años leí el libro Lost Memory of Skin, del autor Russell Banks, era la primera vez que leía a Banks. Quedé impactado con el libro, me absorbió al punto que no fui a trabajar, me quedé leyendo compulsivamente en mi casa. Por la tarde fui a comprar algo para comer a Whole Foods y me pareció ver a un señor igualito al de la foto de autor que tenía Banks en el libro. Me acerqué, miré bien y dije ‘¿Mr. Banks?’ El señor se quedó mirando unos segundos y respondió ‘Yes, sir’. Un par de días después, conversaba con Russell Banks sobre literatura en su studio de South Beach; hablamos de sus libros, del proceso de escritura de Lost Memory of Skin, de autores norteamericanos, de Miami, de cuando Fidel Castro lo invitó a Cuba junto con otro grupo de intelectuales. Desde entonces hemos tomado café en el Panther Café de Purdy Avenue algunas tardes y me ha pedido que le recomiende restaurantes de comida peruana».
Cuando le pedimos que nos contara una anécdota relacionada con la literatura, nos narró lo siguiente: “Hace unos tres años leí el libro Lost Memory of Skin, del autor Russell Banks, era la primera vez que leía a Banks. Quedé impactado con el libro, me absorbió al punto que no fui a trabajar, me quedé leyendo compulsivamente en mi casa. Por la tarde fui a comprar algo para comer a Whole Foods y me pareció ver a un señor igualito al de la foto de autor que tenía Banks en el libro. Me acerqué, miré bien y dije ‘¿Mr. Banks?’ El señor se quedó mirando unos segundos y respondió ‘Yes, sir’. Un par de días después, conversaba con Russell Banks sobre literatura en su studio de South Beach; hablamos de sus libros, del proceso de escritura de Lost Memory of Skin, de autores norteamericanos, de Miami, de cuando Fidel Castro lo invitó a Cuba junto con otro grupo de intelectuales. Desde entonces hemos tomado café en el Panther Café de Purdy Avenue algunas tardes y me ha pedido que le recomiende restaurantes de comida peruana».
¿A qué escritor resucitarías? ¿Y para qué?
A Hemingway, para tomar un ron.
¿Cómo te gustaría ser leído?
Con café y de noche.
¿Qué cantas en la ducha?
Hoy canté «Bamboleo» en versión de Julio Iglesias.
¿Cuál ha sido tu peor trabajo?
En Lima, en una firma legal, cuando pretendí ser abogado.
¿Qué tienen en común los escritores y los banqueros?
Hace once años trabajo en el departamento de Quality & Performance de un banco. Qué quieres que te diga…
Si permanecieras encerrado un año en una casa, ¿qué guardarías como provisiones?
Helados de vainilla francesa y Coca-Cola Zero.
¿Cuál es tu secreto peor guardado?
No bailo desde el año 92.
«Ay Dios mío, ¿y ahora qué?», solía ser el primer pensamiento mañanero de Bukowski. ¿Cuál es el tuyo?
Qué flojera, concha su madre.
¿Qué cuentan las ovejas para poder dormir?
Cronopios.
¿Quién ayuda a Dios cuando madruga?
El Red Bull.
¿Con qué libros habrías enloquecido a Don Quijote en lugar de los de caballería?
Las novelas de Corín Tellado.
Estás a punto de morir, escribe tu último tuit:
No te preocupes, Paloma, hoy no estoy adentro mío.
