Fotografía de Carlos Sacoto |
POR LEIRA ARAÚJO
La vio desde el escenario, la escuchó correr hacia la platea baja hasta encontrar un puesto céntrico, colocándose tímidamente entre las butacas. Él alcanzó a fijarse en los labios pegados a los dedos escuchando su voz proyectarse en el foro. El actor vibraba y con su movimiento el sudor corría desde la sien hasta la espalda. Un escalofrío nuevo se refugió en su pierna derecha y un temblor íntimo lo detuvo junto a un mueble de utilería.
La espectadora retuvo la sangre frente a sus ojos, vio una cama y un golpe en la nuca, vio cómo se deshacían sus fibras bajo el peso de un extraño. Se quedó ciega en el refugio de tantas visiones y creyó que la catarsis había comenzado. Ven. Él no se dirigía a ella, se dirigía a la actriz, aquel ser malhumorado con la cara embadurnada en maquillaje blanco, aquella mujer que era un personaje, que llevaba miriñaque y que cada cinco minutos se cubría con una máscara. El odio y los celos incrementaron la libido de la mujer que llevaba el ticket # 46.
En uno de los últimos diálogos, un programa de mano era colocado en un pubis virginal, sujetado por dedos ínfimos. Era una puerta secreta a un mar de furias amargas. Agua.
Él notaba toda la escena, la real, la que no constaba en los diálogos y sucedía a varios metros de su sitio marcado. Seguía. Con el impulso y el alma enfrentándose con su sexo. Crecía cada remota necesidad acarreada durante siglos en su sangre y palpaba en sus venas el misterio de la vida que se trunca en el látex. El actor salió de escena deprisa, viniéndose con toda la respiración interrumpida y con la voz deshecha en gemidos callados.
Un actor sale de escena y entra otro. La multitud cree que es un intento experimental del director. La actriz espera el diálogo de su compañero, tarda segundos en voltearse y notar que se ha marchado. Un soliloquio improvisado de acciones comienza. El hombre regresa, no el personaje. Ha vuelto para besar a la chica del ticket #46.
Sin el maquillaje, sin el vestuario y despojado de la interpretación lúcida, ella pierde el miedo a ser rechazada. Cuando él se acerca, ella finge mirar hacia otro lado. Brecht, en algún lugar del teatro, no para de reír.
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Leira Araújo (Guayaquil, 1990). Actriz, guionista, poeta y profesora de literatura. En el año 2003 ganó el premio de Teatro de la ONU; en el 2013 fue seleccionada para representar culturalmente al Ecuador en el SUSI Program de la Embajada de Estados Unidos en NY, Olean, St. Bonaventure University, Chicago y Washington D.C; en el 2014 ganó el Primer Slam Poético organizado por el aniversario de «Esquirla Poética». Colabora con distintos colectivos artísticos, perteneció a Fantoche Teatro de Grupo y escribe en medios independientes de su ciudad natal.