Indicios ocultos en un flash

POR: GISELLA ALVARADO.
Desde el lunes 13 de mayo iniciaron los filmes de Encuentros del Otro Cine, conocidos como EDOC, en la ciudad de Guayaquil. Estos se proyectan en el Museo Antropológico de Arte Contemporáneo y seguirán con su programación hasta el  domingo 26 de mayo. Este festival tiene como propuesta acercar a los espectadores al cine documental, por ello, a partir de la experiencia adquirida del primer fin de semana de los EDOC tomaré dos perspectivas distintas de cómo dos directores usaron a favor dicha propuesta.
El documental A Story for the Modlins deja a la audiencia perpleja cuando el inicio resulta ser de la película El Bebé de Rosemary. Al principio el pensamiento conduce a meditar que han confundido los filmes pero curiosamente, no es así. El director a través de esta dinámica logra engañar brevemente al espectador y no transcurre mucho tiempo para descubrir que la película ha sido usada como un conductor para revelar la verdadera historia que persigue el documental.
Si se recuerda la última escena en donde Rosemary decide aceptar al bebé que está en la cuna como suyo,  se inicia un travelling de la habitación enfocando los rostros de las personas que están presentes. Y así, empieza el documental. Todo se focaliza específicamente en uno de los extras de la película cuyo nombre es Elmer Modlin.
Un hecho particular es cómo se logra conseguir la historia para que el documental se ejecute. Los recuerdos e historias de la familia Modlin yacían comprimidos en un contenedor de basura, las cuales en su mayoría representaban fotografías y un video casero. Este bien logrado trabajo audiovisual consigue mostrar secuencialmente a Elmer, Margaret y su hijo Nelson. Las fotos van contando una escena, un recuerdo, una narración que si bien va teniendo un orden cronológico no llega concretarse entre lo real o ficcional. Específicamente por un comentario previo por parte del narrador al decidir contar a su gusto la historia de Los Modlins.
Mientras el elemento fotográfico resulta llevar el hilo conductor, breves momentos acompañados por música de fondo, la voz del narrador permanece como la guía fundamental para no perder la realidad que ha propuesto a través de las perspectivas de cada foto. Al final con la mención del video que logra recuperarse, se visualiza cómo la pareja Modlin van presentando las obras artísticas realizadas por Margaret. El cierre del documental resulta ser el regreso al departamento de esta familia vacío y con todas las ventanas abiertas, desgastado y algunos indicios del arte de Margaret.
Posterior al filme de Sergio Oskman y su tributo a los Modlin se presentó la proyección del documental La Mujer del Fotógrafo de los directores Karsten Krause y Philip Widmann, cuya concordancia y sincronía se apegó al documental previo. La diferencia recayó en que la historia fue llevada no solo por un narrador sino como bien alude el título, por la misma esposa de dicho fotógrafo, es decir, un testimonio fiel a la representación de cada foto en la vida de ambos.
Las fotografías exhiben la vida que compartieron juntos como pareja. Mientras estas iban mostrando la afición del fotógrafo por su arte, al mismo tiempo su acercamiento representó el amor y deseo hacia su mujer. Las imágenes pasaron sucesivamente narrando el año y lugar donde fueron tomadas. Cómoda ante la cámara de su esposo ella se permitió ser parte de su arte, convirtiéndose en su modelo y disfrutar de dichas intimidades artísticas que les dejaban satisfechos.
A partir de un foro continuo al documental se logró conocer como la protagonista al principio no concebía otra cámara que no fuese la de su esposo y que en el proceso logró adaptarse y compartir su testimonio.
Los dos documentales fomentaron el recuso fotográfico, además de que cada uno resalta la temática de la memoria. Si bien uno tenía un testimonio sólido de los sucesos, otro permanecía en una cronología sistematizada de recuerdos reales o ficticios. La narración fomenta la dinámica del flashback puesto que se trata de recrear las vivencias que posee cada una de las fotografías. Finalizando así el breve encuentro con el otro cine y las múltiples expectativas generadas hacia las futuras proyecciones.

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