Invitamos a la escritora argentina Flor Canosa a responder nuestras Matapreguntas. Canosa ganó, recientemente, el Premio Equis Novela 2015 con su primer libro, Lolas. Una plástica historia de amor.
¿Cómo se enteró del premio? Aquí nos lo cuenta: «Siempre tuve la fantasía de que mi carrera como escritora dependía de un correo spam. Reviso compulsivamente esa carpeta de mi email. Y así fue, la noticia de haber recibido el premio llegó directo a mi carpeta de spam. Vivo teniendo ideas absurdas como esa, que después vuelco en mis escritos y tengo una fe ciega en esas tonterías del pensamiento mágico. Et voilà. Hoy por hoy puedo decir que mi carrera en las letras se debe a revisar constantemente lo que otros consideran basura».
¿Cómo se enteró del premio? Aquí nos lo cuenta: «Siempre tuve la fantasía de que mi carrera como escritora dependía de un correo spam. Reviso compulsivamente esa carpeta de mi email. Y así fue, la noticia de haber recibido el premio llegó directo a mi carpeta de spam. Vivo teniendo ideas absurdas como esa, que después vuelco en mis escritos y tengo una fe ciega en esas tonterías del pensamiento mágico. Et voilà. Hoy por hoy puedo decir que mi carrera en las letras se debe a revisar constantemente lo que otros consideran basura».
¿A qué escritor resucitarías? ¿Para qué?
A José Saramago. Para decirle que fue mi inspiración. Que su carrera, que tomó vuelo a los sesenta y pico de años, me ayudó a creer que algún día podía tocarme a mí. Seguramente no le hubiese importado mucho, pero creo que es de la única persona que alguna vez me sentí “groupie”.
¿Cómo te gustaría ser leída?
De izquierda a derecha, de pie en cualquier medio de transporte, bajo una sombrilla en una playa, de principio a fin y siempre, siempre, con una sonrisa.
¿Cuál ha sido tu peor trabajo?
Repartir diarios a las 6 de la madrugada, en invierno, en la puerta de una universidad privada. La peor parte del trabajo es ver lo bonitas que estaban las chicas a esa hora de la madrugada, mientras yo tiritaba de frío con una gorra blanca enorme en mi cabeza.
Si permanecieras encerrada un año en una casa, ¿qué guardarías como provisiones?
A mi marido y mi hijo. No porque fuera a comerme a alguno de los dos, pero mi marido se encarga de que estemos siempre bien abastecidos, como para un holocausto zombi. Y a mi hijo no lo podría tener lejos un año. Así que creo que también tendría una buena provisión de juegos para la PlayStation. E internet, claro.
Cuando las mariposas se enamoran, ¿sienten humanos en la barriga?
Seguramente. Por eso viven sólo un día, por la indigestión.
«Ay, Dios mío, ¿y ahora qué?», solía ser el primer pensamiento mañanero de Bukowski. ¿Cuál es el tuyo?
Ay, Dios mío, ¿será que un editor quiere publicarme hoy? Iré a revisar mi carpeta de spam.
¿Qué cuentan las ovejas para poder dormir?
Los días que faltan para ser esquiladas.
¿Qué harías con un Gregorio Samsa en tu familia?
Tuve varios Gregorios Samsa en mi familia, pero todos terminaron muertos de un zapatazo. Lo lamento, las cucarachas despiertan mi instinto asesino.
Si llega a tu casa una musa ¿qué haces?
La invitaría a sentarse, le preguntaría cómo fue su día, le prepararía un café y le preguntaría cuáles son sus intenciones. Porque mi marido es músico y no quisiera que ninguna musa se le sentara en el regazo mientras yo no estoy.
Estás a punto de morir, escribe tu último tuit:
Escribo este tuit después de actualizar mi Facebook. He perdido mucho tiempo en las redes sociales y ahora no me alcanza la cantidad de caracteres para decirles que el sentido de la vida es… (-38)