El material dramático en las obras de José Martínez Queirolo

POR. GISELLA ALVARADO. 

José Martínez Queirolo, dramaturgo guayaquileño cuyas obras Réquiem por la lluvia, Goteras, Las faltas justificadas y La esquina comparten una similitud primordial, a partir del material dramático, que intervendrá como recurso primordial de este análisis.
Iniciando con Réquiem por la lluvia, en donde el personaje protagónico resulta ser al mismo tiempo un personaje secundario (como «el marido de la Jesusa»), éste va desarrollando en su monólogo la poca importancia que ejercían tanto él como su esposa dentro de la sociedad. Jesusa, quien solo es un personaje  a quien se menciona, ha muerto y a pesar de su dedicación hacia las personas, resalta el factor de que siempre fue menospreciada y juzgada.
-¡Usted disculpe, señora! Asegura la Jesusa, que la enagua no se encuentra en su poder, que usted no la ha mandado en el atado, y que…
-¡Mentira! ¡Lo que quieren es robarnos! ¡La Jesusa es una ladrona! ¡Me quejaré a la pesquisa! ¡Me quejaré!
-¡Como usted quiera, señora! ¡Pero, págueme!
-¡No! ¡No le pagaré hasta que me devuelvan la enagua colorada!…    
La intencionalidad no solo recae en el hecho de los desacuerdos que pasaban con los clientes de Jesusa, la lavandera sino además los que ocurrían dentro de su propia familia. Este narrador desconocido, caracterizado por su condición de «borrachín», resulta ser la voz de protesta contra su mujer, contra su comunidad e incluso contra sí mismo.
Uno de los acontecimientos impactantes fue cómo a través de la ropa de las personas se puede llegar a conocerlas. Este recurso simbólico que ejerce resulta novedoso pues incluso un elemento tan simple como lo es la ropa puede llegar a descifrar la complejidad que representan las personas. En sí reflejando que las vestimentas tienen mucho por decir que las mismas personas tratan de ocultar.
Pero ¡nada!, ¡nadie!…. Solo mis chicos, unas cuantas vecinas, y el sol…. ¡ese sol que asiste siempre al entierro de las lavanderas!
Y esta indiferencia resulta imperdonable, cuando se piensa que durante los años ustedes han sido mis íntimos conocidos…. Sí, ¡íntimos!… Aunque solo sea, porque conozco vuestras prendas íntimas… Desde un par de calcetines rotos, hasta… ¡Bueno! ¡Tranquilícese, que no voy a decirlo!… Jesusa -¡esa, la que se ha muerto!, me hizo prometer que guardaría siempre, lo que ella consideraba… ¡su “secreto profesional”!
El conflicto que se estaba llevando es por saber en quién recaía la culpa de la muerte de Jesusa. En todo momento el esposo reflexionando sobre sus acciones admitía ser quien había provocado su muerte  pero incluso hasta en ese punto quiso inculpar a toda la comunidad de su desgracia puesto que el exceso de trabajo también pudo ser un factor que llevo a Jesusa a la muerte. Las propuestas de cambio por parte de él nunca lograrán surgir pues la esposa ya no está con ellos. Tras este suceso no solo se rompe la ligadura que ella tuvo alguna vez con sus clientes pues su ausencia al parecer no afectó a nadie, al mismo tiempo se está tomando en cuenta cómo el personaje pasa de un plano corpóreo a ser puesta de manera significativa para que permanezca en el plano terrenal, como quien forma parte del entorno, en este caso del clima. El conflicto inconcluso deja a un esposo a la deriva y la confirmación de que la comunidad descarta a una persona como Jesusa.
La obra Goteras también presenta rasgos que hay que considerar dentro del análisis. La obra en sí recalca la relación de una pareja la cual al principio refleja la falta de contacto que se tienen mutuamente y es fácil de confundir que tipo de relación ocurre entre ambos personajes: Luciana y Jorge. Tras unas pautas se puede incurrir que Jorge no posee ningún tipo de relación formal con Luciana y permanece en un constante apuro con irse, el tema de discusión recae tanto en que Jorge debe terminar de egresar como ingeniero y debe estar simplemente atento con ello.
Luciana: (Tomándolo de los hombros). ¡Tu vas a graduarte, Jorge! ¡No permitas que nada ni nadie se interponga!… ¡Hemos soñado tanto con ese día! Tantos años de lucha, de constante y esforzada lucha –de la escuela al colegio, del colegio a la universidad-, culminados en un día triunfal… ¡Ingeniero! ¡Ingeniero a los veinticuatro año y con el mundo a tus pies!.. ¡Oh, Jorge! ¡Prométeme que no cometerás ninguna locura antes de ese día!… Casarte, por ejemplo…
Jorge: (Alarmado). ¡Pero, Luciana! ¡Yo!…
Luciana: ¡Los estudiantes que se casan adquieren obligaciones antes de tiempo, y por eso ni llegan a graduarse nunca!
La forma en cómo lo trata Luciana a Jorge al principio no se sospecha en lo absoluto que ellos son amantes, que existe una tercera persona que está a la mitad de la relación entre ellos y que luego queda presente la aparición de esta tercera persona la cual quiere estar con Jorge. Decidido está Jorge para marcharse y dejar su pasado junto con Luciana atrás.
Hay que volver a plantear el hecho de por qué el título Goteras, en ello aparece dentro de los elementos de la obra justamente una gotera la cual tiene una dualidad en la representación que conforma tanto un pasado añorado y al mismo tiempo un desatino trágico y que representa simbólicamente importancia de parte de Luciana hacia ésta.
Demostrando el lado positivo de la gotera que le hace compañía a Luciana:

 ¡Qué linda es mi gotera! ¡Qué sonora! ¡Qué cristalina es!… Parece un reloj de agua, musical y exacto… El otro día, la encargada hizo subir a un hombre al techo, para que tapara las goteras. El hombre permaneció todo el día sobre el techo, tapando goteras… Lo sentía ir y venir, sobre mi cabeza… Las vecinas hicieron tapar las suyas… todas menos yo… ¡Me hace falta, que no me he atrevido a denunciarla! Es mi compañera, ¿sabes? Cuando llevas muchos días sin venir y la soledad se me hace insoportable, me gusta verla caer aquí en el centro de mi cuarto y sentar, para escuchar lo que me dice… ¡Oh, porque me dice tantas cosas!

Y el lado negativo que la lleva hasta el borde del desespero y la locura en donde ya nada tiene importancia y lo que representó alguna vez esa gotera ahora resulta ser un factor incómodo para ella, pues ahora será un recordatorio de que Jorge la ha abandonado por aquella tercera persona, Toya:
(Las gotas continúan cayendo. Luciana escucha con atención y luego empieza a repetir a dúo con la gotera).
¡To-ya!¡To-ya!¡To-ya!
(A la gotera).
¡¿Qué estás haciendo allí!?… ¡To-ya!¡To-ya!¡To-ya!
¡¿Tú también me traicionas!?… ¿Vas a estar repitiendo ese nombre odiado?…
(Escucha otra vez). ¡Oh, pero será posible!¡Ese nombre ha envenenado el agua!

¡Por el amor de Dios!… ¡Tapad esa gotera! ¡Tapad esa gotera!
(En el ruido de un torrencial aguacero, se pierden sus últimas palabras).
La Esquina, resulta contener rasgos muy específicos que plantean la vida de un joven dentro de su entorno familiar que resulta ser desconocido, es decir, la estructura proporciona un cierto vacío que lleva a este suceso por parte de la obra a ser algo general, si bien el espectador puede relacionarse con éste de manera intimista o no.
Se presenta al protagonista como un niño u joven que sus familiares desean ver sufrir, tomándolo como « un monstruo tan terrible que ha sido engendrado », y el factor de ello es por su mirada, al no llorar. Ante ésta fortaleza que ejerce este personaje, el mismo no puede irse en contra de ninguno de los mandatos que le dicen sus padres.
¡No puedo ir a mi casa!, les explico
Ando metido en bronca con mis viejos.
Quieren verme llorar, ¿no se los dije?
Y es la pura verdad!
El desenlace que quiere hacer notar esta obra es la supremacía de la autoridad de los padres impuesta a sus hijos, en especial al protagonista. Las conjeturas de las actitudes y maltratos del padre hacia éste resultan ser por la incapacidad del padre a revelarse a una autoridad mayor, quien es la verdadera culpable de sus desdichas. 
Mi madre
humedece con lágrimas el trapo de fregar;
mi padre
como un dios indignado,
esgrime sus averiados mandamientos
y se atreve a levantar la mano
sobre mí
¡su mano!
¡la mano que hecha puño,
debería descargar sobre aquellos
que lo han condenado de por vida
a su condición de dependiente homrado
y muerto de hambre! 

¡Tomen, por explotadores!
¡Tomen, por desgraciados!
¡Tomen, por sabidos!
La esquina termina representando la separación que desea tener este personaje con su realidad, este escape tan necesario que resulta para algunos la única vía de salvación para evitar el sufrimiento propio. En sí es como tratar de crear y recrear una realidad falsa a tal punto que ya no le interesa si la vida continua pero que de cierta forma impere la constancia de que cualquier lugar es mejor que al que debemos pertenecer porque estamos obligados a hacerlo.
Finalmente la última obra Las faltas justificadas, fue aquella que más detalles tuvo porque no solo demostró un ámbito de polémica ante la rebeldía de parte de los estudiantes sino que dentro de esta obra se promueve la necesidad constante de los cambios que deben darse en relación a lo político. Cuando uno no llega a aceptar la realidad que promueve y que se está llevando en el país, que pasa a ser un macrocosmos que debería concernirles a todos los ciudadanos pero resulta que solo unos pocos toman la potestad por generar un cambio.
Alumno No. 4: ¡Pero se han violado las garantías constitucionales! ¡Se ha atentado contra la libertad!
Rector: ¿Libertad o libertinaje?… ¡A ver, señor, usted que tanto reclama! ¡Dígame de qué clase de libertad me habla!
Alumno No. 4: ¡De la libertad de expresión!…. Mi padre que es periodista, ¡está preso!
Alumno No. 3: (Desde la ventana). ¡Han recargado los impuestos! ¡El pueblo se muere de hambre!
Rector: ¡Cállese!… ¡Usted está castigado!
Alumno No. 5: (Bruscamente de pie). ¡Los derechos del hombre han sido pisoteados!
Aquí se plantea con exactitud cómo los estudiantes si reconocen las situaciones que se están presentando en la manifestación que se ha promovido. Los adultos, aquella autoridad que nuevamente debería hacer algo en vez de abstenerse de cualquier responsabilidad, ellos prefieren quedarse estancados viviendo en una realidad que no les compete en absoluto. Se trata de establecer quiénes son los ignorantes, pues ya está justificado que los estudiantes tienen pleno conocimiento de las acciones que tomarán así que la penalización de ignorancia recae en las autoridades que tratan de encubrir al líder, justificando que es un hombre de poder y que ha podido beneficiar por sus actos al país, cuando en realidad, no es cierto.
Las consecuencias con las faltas académicas resulta expresarse como una precaución porque hay que tener en cuenta de que la preocupación primordial para los jóvenes en ese periodo que están cursando es el colegio. Por lo tanto, el que éstos pasen a tomar una actitud de desafío por las advertencias que les ha dado tanto su profesor, como su rector, demuestra el nivel de compromiso que tienen. Así que sus responsabilidades, están mal impuestas, pues como se mencionó anteriormente la polémica recae en que sí los estudiantes participan en la manifestación acumularán faltas que los dejarán automáticamente de año y por lo tanto no podrán avanzar. Estos al mismo tiempo avanzan de otra manera, desean brindarle al país la oportunidad de progresar y deshacerse de la tiranía de un dictador por lo que ofrecen hasta su propia seguridad, sacrificándolo todo para que así se produzca una transformación.
Por lo cual, las faltas de los estudiantes, símbolo de represión por parte de las autoridades pasan a ser justificadas al menos por el mismo profesor, que acepta y se arrepiente de no haber podido detener a sus estudiantes y él mismo tomar asunto en la manifestación. Al final éste profesor termina entendiendo la importancia del sacrificio de sus alumnos.
Profesor: (De pie hablando en dirección a los pupitres vacíos). Si alguno de ustedes tiene la necesidad de salir, quiere solicitar la hora para ir a construir la patria; para ir a ocupar mi lugar, el lugar de los viejos, en algún punto olvidado de la patria…. ¡Cuente de antemano con mi permiso!
Rector: (Fuera de sí) ¡Basta! ¡Basta!…. ¡Usted se ha vuelto loco!
Profesor: (Sin hacer caso a las palabras del rector) ¡Repito! Si alguno de Usd. Quiere salir del aula para ir, con los libros bajo el brazo, a reclamar los derechos que los viejos no hemos tenido el valor de defender…. Si alguno de ustedes quiere salir del aula para ir a morir en lugar nuestro…, para caer en media calle, acribillado por las balas asesinas, en una lucha que no es todavía vuestra lucha…. ¡Quijotes de uniforme!…. ¡Rebeldes herederos de la sombra!…
Finalmente, el drama exige mantener en cada obra una polémica que lleve al lector a desarrollar un grado de familiaridad o de entendimiento con las situaciones que se están presentando. Lo cotidiano no impide el surgimiento del material dramático, muy al contrario, se logra percibir con mayor consistencia en estos ambientes la carga de símbolos o situaciones que refuerzan la intensidad del drama. Los sucesos que parecen monótonos resultan contenerse para lograr mostrar el trasfondo de la realidad a la cual pertenecen, en donde dichas voces de protesta lo que desean desesperadamente son cambios.

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Referencia bibliográfica:

MARTINEZ QUEIROLO, José. Montesco y su señora, Obras Completas, Publicaciones de la Biblioteca de la Muy Ilustre Municipalidad de Guayaquil, Guayaquil, Ecuador, 2010.

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