POR: MIGUEL MUÑOZ.
Diego Trelles Paz (Lima, 1977) nunca ha venido a Ecuador. “Me encantaría correr olas en Montañita. Estuve cerca pero soy flojo para los buses y me quedé en Máncora”. Dice que hay una película ecuatoriana que le gusta mucho: Ratas, ratones y rateros, de Sebastián Cordero.
Gracias al escritor y profesor universitario Wilfrido H. Corral pudo conocer a Augusto Monterroso un año antes de su muerte en México. “Es lo máximo Will. Hace mucho para difundir la literatura ecuatoriana.”
Trelles Paz es autor de El círculo de los escritores asesinos, un policial complejo y fragmentado, con personajes que solo le rezan a la literatura, su único dios. No me atreví decirle que yo había escrito el esquema de un cuento con una trama muy parecida a la de su novela; ya no importa porque El círculo… me ahorró el esfuerzo y lo superó con creces, su ritmo es trepidante y la resolución del crimen es tan difusa como la magistral estructura narrativa que lo sostiene.
De escritores ecuatorianos coetáneos a él dice: “Eduardo Varas y Leonardo Valencia estuvieron en Lima. Yo no estaba. Miguel Antonio Chávez también vino. Sí estaba. Todos ellos son compañeros. Me hubiera encantado, sin embargo, conocer al poeta maldito que se la pasaba ebrio y metiendo putas del Centro de Lima a su hotel. Un tipo muy ameno y buen poeta, me dijeron”. Nos deja con la duda y pasa a contestarnos las #MataPreguntas de esta semana.
Si fueses un animal, ¿cuál serías y por qué?
Un Lemming. Eso de suicidarse en masa me interesa.
¿Qué le pedirías a Papá Noel que nunca se atreva a regalarte, y por qué?
Papá Noel no existe. El ratoncito de los dientes que te deja plata no existe. Yo creo en el Olentzero vasco, que es obrero y siempre está negro porque lo mancha el carbón que produce. Me caga Papá Noel. Se lo diré a mis hijos.
¿Qué le dirías -o le harías- a la ex Miss Panamá que dijo: «Confucio inventó la confusión»?
No le diría nada. No le haría nada tampoco. No tengo nada contra la gente boba. Odio, además, las cirugías y esos eventos son un concierto de siliconas. No hay nada como lo maternal.
¿Con qué personaje literario te gustaría tener un affaire?
Con María Fons, de Los detectives salvajes. Ojo que Lupe Fons está más linda y es una poeta más talentosa, pero María Fons tiene más carácter, y esa aparente fragilidad y esa voluptuosidad embriagante que parece casual pero es lasciva, hipnotizante. Me hizo buscarla por las calles del DF. Pinche vieja.
Estás a punto de morir, escribe tu último tuit:
¿Tuit? Los escritores solo tuitean si se los exige la editorial. A mí no me lo exigen porque los mando a rodar. No tengo tiempo para el Twitter. Ergo: me moriré antes de tener uno.
¿Qué harías con un Gregorio Samsa en tu familia?
Nada. Que se joda.
¿Qué libro te han prestado y no has devuelto?
La vida está en otra parte, de Milan Kundera.
¿Qué libros has robado, de dónde?
Yo no robo. Suena estupendo en las novelas, eso sí.
Si la supervivencia de la literatura depende, como en Fahrenheit 451, de memorizar un libro, ¿cuál sería, por qué?
Don Quijote, desde luego. Ahí está todo lo que hay que saber de literatura, y de la locura que es la vida.
¿Quién es el autor «serio» más sobrevalorado? ¿Y el olvidado injustamente?
Me caga Murakami. Mejor que se quede escuchando jazz o que se dedique de nuevo a correr.
¿Es Roberto Bolaño el Jesucristo de la narrativa contemporánea latinoamericana?
Jesucristo no existió. Roberto Bolaño, sí.