Entre la edición, la corrección y la escritura, Aleida Belem Salazar (Torreón, 1989) va edificando una vida dedicada a la literatura. Esta joven autora mexicana ha publicado, entre otros, el volumen de poemas Miedo cerval (LUMA Foundation, 2014) —libro que puede leerse aquí y que forma parte del proyecto Poetry will be made by all!—, y una biografía de un reconocido músico coahuilense: Ramón Shade: Tercera llamada (Dirección Municipal de Cultura de Torreón, 2013). Actualmente, dirige la editorial Stillness & Blood Press, dedicada a la publicación de poesía e ilustración de autores jóvenes y contemporáneos.
¿Cuál fue el último libro que leíste?
En el avión para Guadalajara venía releyendo unos poemas de El sueño de Visnu, de David Meza.
¿Qué libro has robado?
Altazor, de Vicente Huidobro. Es el primer libro que he robado en mi vida. Bueno, fue algo así como que estaba en un sitio y lo pedí prestado y nunca lo devolví.
¿A qué escritor resucitarías y para qué?
Esta es una de las preguntas que he dejado al final porque estoy pensando mucho en ello. Creo que tal vez a Sylvia Plath, lejos de todo el mito trágico que la rodea, me interesa mucho su vida. Esa perspectiva con la que veía el mundo y lo reflejaba en su poesía. Me hubiera gustado tenerla como amiga. Y abrazarla.
¿Qué cantas en la ducha?
Es raro. Más bien a veces bailo. Pero por lo general me gusta mucho el silencio. En todo lo que hago. Casi no escucho música.
¿Cuál ha sido tu peor trabajo?
Trabajar en el departamento de Nóminas de una empresa industrial.
¿Cuál es tu secreto peor guardado?
Una vez cargue a un bebé, y como soy muy torpe, al moverme con él en brazos hice que se pegara en la cabeza con una televisión. Luego dije que comenzó a llorar solo y desde entonces, hace casi 8 años, me viene el remordimiento, espero que ese golpe no le haya provocado algún problema de aprendizaje.
¿Qué te gustaría hacer que no tenga que ver con la literatura?
Me gusta mucho ayudar a las personas. Sobre todo a los inmigrantes. Me gustaría, un día, abrir algún refugio o un centro cultural donde apoye a todas estas personas que vemos y sólo están de paso, y que es probable que uno nunca vuelva a ver porque no sabes si sobreviven o mueren en el camino.
¿A qué autores jóvenes recomiendas?
Estoy obsesionada ahora mismo con la voz de Berenice Vázquez, lee genial, una poeta joven de Ciudad Juárez. Y con un chico de 14 años de Argentina que se llama Pablo Romero. Es la maravilla. Será un poeta grandísimo.
¿Cuál es el primer libro que recuerdas haber leído?
Un libro que se llamaba Valeria, era de una chica que escribía canciones de rap. Fue de los primeros libros y de los pocos que me compró mi madre cuando tenía como 13 porque en ese entonces no había dinero para comprar libros. Creo que mi comienzo con los libros fue muy torpe, no comencé con los clásicos, como la mayoría.