Me dijeron que en cierta calle del centro de la ciudad de México había un puesto de cine de arte pirata que era superior a cualquier otro del “ramo”. Cuando llegué a la dirección que me habían dado había un puesto, pero sólo vendía pornografía.
—¿No tiene otra cosa? —le pregunté al vendedor, quien se me quedó mirando, se fue un momento y regresó con “otra cosa”: también eran películas porno, pero no todos los involucrados en ellas eran seres humanos. (Alberto Chimal*)
¿Qué es lo esencial que es invisible a los ojos?
El mundo.
¿A qué escritor resucitarías? ¿Para qué?
A Bolaño, para que quienes explotan su leyenda la tengan más difícil.
Si la supervivencia de la literatura dependiese, como en Fahrenheit 451, de memorizar un libro, ¿cuál sería, por qué?
El mío sería El hacedor, de Borges. Ya empecé.
Cuando despertó el dinosaurio todavía estaba ahí, ¿por qué?
Porque deseaba leer esa historia de la que todo el mundo le hablaba.
Alice Munro, Nobel de literatura 2013, ¿qué comentarios te genera?
Me da gusto. No creo que vaya a servirle de nada al cuento como género, al contrario de lo que se dice, pero es una escritora cuya obra me gusta.
¿Ser o no ser?
Ser y no ser.
¿Qué personaje literario no te gustaría tener como enemigo?
El Dios de Job. (El horror…)
Los perros ladran, Sancho…
…dijo Juan Rulfo. Pero Sancho no los oía.
Tu cita favorita
“El infierno de los vivos no es algo por venir; hay uno, el que ya existe aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Hay dos maneras de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de dejar de verlo. La segunda es arriesgada y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacer que dure, y dejarle espacio” —Italo Calvino, Las ciudades invisibles.
¿Cuál sería el soundtrack ideal para el fin del mundo?
Obras de algún compositor olvidado, para irnos acostumbrando también al olvido: Benedetto Vinaccesi, por ejemplo, que era dulce y poderoso a la vez.
¿Cuál es tu secreto peor guardado?
No soy mala gente y, por tanto, es muy fácil aprovecharse de mí.
Cuando las mariposas se enamoran, ¿sienten humanos en la barriga?
Sí, pero son humanos pequeñitiiiiiiiitos.
«Ay Dios mío, ¿y ahora qué?», solía ser el primer pensamiento mañanero de Bukowski. ¿Cuál es el tuyo?
“Pinches gatos”, porque alguno de los que tenemos nos ha ido a despertar y a solicitar su ración de comida o de cariño.
¿Qué cuentan las ovejas para poder dormir?
Humanos de los que usan las mariposas, y que saltan dentro de sus cabecitas lanosas.
¿Quién ayuda a Dios cuando madruga?
Mamá Dios, que le da una lámpara de aceite para alumbrarse en lo oscuro. (A menos que sea el Dios de Job, claro, porque a ese no lo ayuda nadie nunca.)
¿Con qué personaje literario te gustaría tener un affair?
Buena pregunta. No sé. Los (las) que me gustan siempre tienen un aspecto ligeramente distinto en la imaginación, así que no me decido.
¿Con qué libros habrías enloquecido a Don Quijote en lugar de los de caballería?
Los muy malos de mi propia tradición –la mexicana, pues– son para enloquecer a cualquiera a golpes de petulancia y aburrimiento. Además abundan más que los de caballería.
Estás a punto de morir, escribe tu último tuit:
Ya con ésta me despido, pero pronto doy la vuelta.
(*) Alberto Chimal (Toluca, México, 1970) es narrador, ensayista y traductor. Estudió en la Escuela de Escritores de la SOGEM y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde obtuvo el grado de maestro en Literatura Comparada. Después de escribir más de una decena de libros de relatos (premiados en diversos certámenes), en 2009 escribe su primera novela, Los esclavos. Sus últimos libros son la novela La torre y el jardín (2012, finalista en 2013 del Premio Internacional Rómulo Gallegos) y Manda fuego, una antología personal, recién aparecida en México. Su sitio: www.lashistorias.com.mx