Fotografía de Juan Diego Esparza |
En las Matapreguntas de esta edición tenemos como invitado al querido escritor ecuatoriano Abdón Ubidia (Quito, 1944). Como es costumbre, le pedimos una breve anécdota relacionada con la literatura ecuatoriana. Pero, para nuestra sorpresa, el autor de Ciudad de invierno nos envió esta postal nocturna del gran poeta Jorge Carrera Andrade en la que narra dos encuentros fugaces y decisivos.
¿Cuál es el primer libro que recuerdas haber leído?
No lo leí: me leyeron, cuando era muy niño: Los tres mosqueteros. Luego descubrí al Padre Brown de Chesterton.
¿Cuál fue el último libro que leíste?
El último gran libro, se entiende, porque leo varios a la vez: El último encuentro, de Sándor Márai.
¿Qué te gustaría hacer que no tenga que ver con la literatura?
Cantar.
¿Qué título le pondrías a tu autobiografía?
El contemplador impertinente.
¿A qué escritor resucitarías y para qué?
A Sartre. ¡Tantas cosas que preguntarle! Una de ellas: ¿Se acabó la modernidad? ¿Se puede hablar de un proyecto o un proceso posmoderno?
¿De qué personaje literario te gustaría ser amigo o amante?
Sin dudar: amante de la Justine de Durrel y amigo de la Justine de Sade. Madame Bovary o Ana Karenina me complicarían la vida.
¿Cuál sería el soundtrack ideal para el fin del mundo?
La banda sonora de “Con los ojos bien cerrados”, de Kubrick.
¿Quién es el autor más sobrevalorado? ¿Y el olvidado injustamente?
Hablando, claro está, de la ligas mayores, el sobrevalorado: Vargas llosa. Le dieron el Nobel cuando había autores con una poética contundente y reconocible: Milan Kundera, Umberto Eco y los que en ese año vivían aún: Sabato y Carlos Fuentes. Como pensador es deplorable. Es fácil portarse como un adalid de la libertad cuando se defiende las consignas de un imperio.
El olvidado injustamente: Villiers de l’Isle-Adam. Cuentos crueles es inolvidable.
Si la supervivencia de la literatura dependiese, como en Fahrenheit 451, de memorizar un libro, ¿cuál elegirías y por qué?
Lolita, de Nabokov. ¿Por qué? Por Nabokov y por Lolita.
¿Cuál ha sido tu peor trabajo?
Corrector de estilo.
¿Cuál es tu secreto peor guardado?
Que un tiempo me gustaba leer las manos (y si era posible, algo más) de damas comprensivas y curiosas.
¿Qué cantas en la ducha?
Tangos y boleros.
¿Qué harías con un Gregorio Samsa en tu familia?
Después de su metamorfosis se entiende: lo mandaría a un laboratorio de clonación para que seres feos, dulces y pacíficos como él se tomen el mundo.